Soldados británicos, sin munición pero con esquís en el desierto iraquí

Manuel Allende

INTERNACIONAL

Un informe revela que en el 2003 los militares viajaron en aviones comerciales y llevaron como equipaje de mano sus armas, algunas confiscadas en los aeropuertos

23 nov 2009 . Actualizado a las 02:00 h.

La acción militar británica en los cien primeros días de la invasión de Irak en el 2003 fue lo más parecido a una chapuza bélica del ejército de Pancho Villa. Varios cientos de folios de documentación filtrada a The Sunday Telegraph y que forman parte de la investigación pública sobre el conflicto en Irak que comenzará mañana, muestran cómo las tropas británicas fueron expuestas a «graves riesgos» a causa de una operación «precipitada que careció de coherencia y recursos».

Si en el conflicto de Afganistán se ha echado en cara al Gobierno la falta de recursos a disposición de los soldados, en especial helicópteros, en Irak la escasez rozó lo cutre. Los soldados de algunas unidades entraron en combate con cinco balas cada uno, muchos militares tuvieron que ser desplazados hasta la zona de combate en aviones de aerolíneas comerciales, llevando como equipaje de mano su armamento, que en algunos casos fue incluso confiscado en los aeropuertos.

El sistema de radio durante el combate dejaba de funcionar por el calor y la cadena de suministros mostró errores tan ridículos como el de hacer llegar hasta el desierto «un contenedor lleno de esquís», dice un militar. Estos errores solo tienen una explicación, el deseo casi obsesivo de Tony Blair por mantener en un pequeño círculo sus planes para apoyar a EE.?UU. en la invasión de Irak.

Preparativos

Según estos documentos, los preparativos de la invasión comenzaron en febrero del 2002, trece meses antes de la operación. Pero en julio y septiembre de ese año, Blair, por dos veces, negó que se estuviera preparando. La consecuencia fue una acción militar que rozó la improvisación más atroz, se basó en mentiras y llegó a quebrantar convenciones internacionales.

El informe recoge el lacónico comentario de un ex alto cargo británico: «Hemos identificado importantes lecciones que debemos de aprender del conflicto en Irak». En vista de lo que está sucediendo en Afganistán, parece que el Gobierno británico sigue suspendiendo.

Todas estas chapuzas bélicas durante los Gobiernos laboristas no parecen haber afectado al electorado británico. El partido de Gordon Brown ha reducido su desventaja frente a los conservadores en los sondeos sobre intención de voto a 6 puntos, la distancia más corta en un año. Si hoy se celebraran las elecciones, los tories obtendrían un 37% de los votos, y los laboristas, un 31%.