Bélgica empieza a dar por hecho que Van Rompuy será el elegido y empieza a buscarle sustituto

La Voz

INTERNACIONAL

10 nov 2009 . Actualizado a las 02:00 h.

Los belgas están tan seguros de que su primer ministro será el nuevo presidente de la Unión Europea que ya han empezado a discutir quién deberá sustituirlo. Y junto a las maniobras de Tony Blair, esa es quizá la mayor dificultad que tiene ante sí Herman van Rompuy para hacerse finalmente con el sillón. Hasta ahora, los belgas no han sabido dar con otro político capaz de camuflar como él la profunda crisis sociopolítica que agusana desde hace años la convivencia entre flamencos y valones, las dos comunidades del país.

Conservador flamenco de 62 años recién cumplidos, Van Rompuy lleva menos de un año como primer ministro, puesto para el que nunca se postuló, pero al que se aupó por encargo personal del rey Alberto II, tras la dimisión de su compañero de partido Yves Leterme.

A este le había costado diez meses formar Gobierno, pero su Gabinete duró aún menos. La política belga tiene esas cosas: Leterme es ahora ministro de Exteriores y vuelve a sonar como sustituto de su sustituto, pero sigue siendo una de las personalidades flamencas menos apreciadas en Valonia, y su retorno podría acabar incendiando de nuevo la política nacional.

Los partidarios de Van Rompuy creen que su mayor virtud es precisamente que no despierta rechazos. Probablemente porque en Europa apenas ha tenido tiempo para ganarse enemistades, ya que es un perfecto desconocido incluso para muchos de sus colegas comunitarios, con los que apenas ha coincido en un par de cumbres. Pero sus partidarios olvidan que esa ventaja es a la vez un inconveniente: para sus compatriotas, Van Rompuy es casi imprescindible.