El presidente europeo de turno advierte a David Cameron que no juegue con el texto de la UE

Imanol Allende

INTERNACIONAL

09 oct 2009 . Actualizado a las 02:00 h.

El primer ministro sueco y presidente de turno de la Unión Europea, Fredrik Reinfeldt, ha advertido al líder conservador británico, David Cameron, que no toque el Tratado de Lisboa si llega al poder en el 2011. El Reino Unido ya ha ratificado por vía parlamentaria ese documento, y Cameron pondría en peligro alianzas europeas claves si decidiese convocar un referendo sobre el Tratado. Ayer, clausuró el congreso de su partido sin aclarar qué hará en caso de que Polonia y la República Checa ratifiquen el texto de la UE.

Aunque de momento el líder tory se ha mantenido prudente, existe una fuerte corriente en su partido que le exige que celebre un referendo sobre el Tratado si gana las legislativas previstas para mayo. En ese grupo está su número dos y encargado de Exteriores, William Hague, que ayer volvió a apostar por un plebiscito. «Seamos claros sobre las razones de nuestra oposición al Tratado de Lisboa y nuestra petición de un referendo», indicó Hague a los delegados reunidos en Manchester.

Listo en Nochebuena

En declaraciones a The Times , el conservador Reinfeldt dijo que «cuando [Cameron] sea primer ministro necesitará amigos en Europa para conseguir sus objetivos, y yo quiero ser su amigo». Agregó que «si todo marcha conforme a nuestros planes, todo [la ratificación del Tratado por los Veintisiete] estará listo para la Nochebuena, mucho antes de las próximas elecciones británicas».

Cameron clausuró el congreso tory afirmando que está «listo para gobernar». Su objetivo, dijo, es el de «levantar al Reino Unido, una vez más, sobre sus pies», y lograr una sociedad responsable mediante la defensa de valores como familia, comunidad y país.

Lanzó un discurso positivo tras las fuertes críticas recibidas por haber mostrado en los primeros días del congreso una agenda de gobierno basada en drásticas medidas para recortar la enorme deuda pública. En general, un discurso muy personal en el que reconoció que estuvo a punto de abandonar la política tras la muerte de su hijo este año.