Al Fatah revisa su ideario en su primer congreso en 20 años

Alberto Masegosa

INTERNACIONAL

En los tres días de la cita, la formación elegirá una nueva cúpula y revisará su programa.

05 ago 2009 . Actualizado a las 13:18 h.

El histórico movimiento nacionalista palestino Al Fatah del difunto Yaser Arafat inició ayer en Belén su sexto congreso en medio siglo de existencia, pero el primero que convoca en 20 años y en territorio ocupado por Israel. En los tres días de la cita, la formación elegirá una nueva cúpula y revisará su programa. Su objetivo: allanar el camino para reanudar la negociación con los israelíes y vencer en las elecciones palestinas previstas para enero tras el triunfo en las del 2006 del movimiento islamista Hamás.

El presidente de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), Mahmud Abás, abrió el congreso reconociendo que su partido cometió errores que se saldaron con la derrota electoral, y exhortó a aprender de esos fracasos. Minutos antes criticó con vehemencia a los «golpistas» de Hamás y denunció la «represión» que sufren los militantes de Al Fatah en Gaza, que no han podido asistir al cónclave ante la falta de aprobación del movimiento islamista.

Abás diseccionó el proyecto del programa político que será sometido al congreso. Reiteró su postura de negociar una salida al conflicto con Israel «mientras haya alguna posibilidad», aunque matizó que en caso de que «esa opción estratégica» fracase se reservarán «el derecho a la resistencia», con lo que arrancó la mayor ovación de la sesión. Se cuidó, no obstante, de calificar de armada esa resistencia, que dio a entender que sería de carácter civil. Precisó que se llevaría a cabo «bajo las leyes internacionales».

Sin embargo, el ministro de Información israelí, Yuli Edelstein, considera que el congreso es una «declaración de guerra» a su país porque deja abierta la opción de la lucha armada.

En las 41 páginas del borrador de la declaración final de la conferencia se hace hincapié en la necesidad de que Israel frene la construcción en sus colonias en suelo palestino como condición para reanudar el proceso negociador, en consonancia con la posición del presidente norteamericano, Barack Obama.