«Los reformistas pueden verse superados por los manifestantes»

INTERNACIONAL

Afirma que será difícil parar a la sociedad civil, pero también que Ahmadineyad, que tiene muchos apoyos y un amplio respaldo en las provincias, no está dispuesto a ceder

20 jun 2009 . Actualizado a las 02:00 h.

Luz Gómez García (Madrid, 1967), profesora titular de Estudios Árabes e Islámicos de la Universidad Autónoma de Madrid, acaba de publicar Diccionario del islam e islamismo (Espasa), la primera obra de este tipo publicada en español, que acerca al lector interesado los principales términos religiosos, doctrinales, históricos, sociales, ideológicos y culturales que aúnan y distinguen a cerca de 1.200 millones de musulmanes. Es una voz autorizada sobre los acontecimientos que tienen lugar en Irán, una lucha entre dos facciones del régimen teocrático que se le puede ir de las manos a los reformistas.

-¿Hay tanta diferencia entre Ahmadineyad y Musavi?

-Las propuestas de ambos son desde dentro del sistema, del régimen, de dos personas con una trayectoria con puestos de poder y responsabilidad que aceptan el estado de cosas existente, la república islámica y sus instituciones. Lo que los distingue en el plano teórico es la aceptación de determinados presupuestos como constitutivos de la doctrina islámica o como interpretación de la misma y que, por tanto, se pueden revisar.

-Pero el país parece dividido en dos radicalmente.

-Ahmadineyad y Musavi no son tan diferentes, distinto es lo que ha sucedido después con la reacción popular, cómo se interpreta a uno y a otro, cómo se los defiende y la visión que se está dando en Occidente de lo que está pasando. No tenemos que olvidar que Irán es un país muy grande y diverso y con un mundo de provincias muy fuerte en cuanto a población, pero también en peso institucional. Lo que estamos viendo es lo que sucede en la capital por parte de unas clases urbanas cultas que tienen acceso a Internet y han conseguido una movilización que quizá los llamados reformistas no habían calibrado y que hay que ver cómo reconducen y modelan. Pero eso tiene su contrapeso en otra parte del país que Ahmadineyad ha sabido cultivar, redistribuyendo parte de la riqueza del petróleo para dar servicios básicos a una población no tan urbana como de las provincias, que también pesa y lo apoya.

-Es decir, que pudo realmente ganar las elecciones.

-Ha podido ganarlas, no tengo datos para saber hasta qué punto ha habido fraude, porque tiene mucho apoyo en provincias.

-¿Qué puede pasar ahora?

-Por un lado, creo que va a resultar difícil parar a una sociedad como la iraní, que está muy ideologizada, muy joven y que tiene una gran tradición de movilización. No sé hasta qué punto los reformistas van a ser capaces de canalizar todo eso hacia el sistema, sin salirse de él, porque son parte de él. Por otra parte, Ahmadineyad, que parece contar con apoyos en el régimen, empezando por Jamenei, y una mayoría sólida, no sé hasta qué punto va a permitir que se le imponga una solución.

-El régimen acusa a Occidente de provocar los disturbios.

-Yo no creo que a Estados Unidos le interese lo que está pasando en Irán; a Obama le interesa tener un interlocutor fuerte, válido, con el que negociar, incluso de tú a tú. Ahora es muy complicado saber con quién hay que negociar en Irán.

-¿Se puede decir que en Irán hay una pugna por el poder o hay simplemente una lucha por el poder dentro del régimen?

-Pero los reformistas se pueden ver superados por las masas, por el pueblo, por los manifestantes. Dentro del régimen hay dos grandes fuerzas, la Asamblea de Clérigos Combatientes (reformista) y la Agrupación del Clero Combatiente (conservadora). Esta gran escisión de los mulás, de la clase clerical, en dos grandes tendencias se produjo en 1988, poco antes de morir Jomeini y son las que han estado luchando por hacerse con el control.

-¿Debe hablar Obama también con Hamás, Hezbolá y los talibanes?

-No solo puede sino que debe, porque forman parte de las raíces y de la estructura de sus respectivas sociedades y porque están dispuestas a hacerlo.