La oposición y el Gobierno miden sus fuerzas en las calles de Teherán

Javier Martín

INTERNACIONAL

La protesta del lunes dejó al menos siete muertos en los enfrentamientos entre policías y opositores

17 jun 2009 . Actualizado a las 02:00 h.

Teherán se escindió ayer en dos, con miles de partidarios del presidente, Mahmud Ahmadineyad, y del líder de la oposición, Mir Huseín Musavi, en sendas manifestaciones que volvieron a dejar algunas escenas de violencia.

Convocados bajo el lema «Concentración de la unidad», los seguidores de Ahmadineyad llegaron a la céntrica plaza de Valy-e Asr, donde el Gobierno quiso ayer hacer una demostración de fuerza y apoyo popular. Sin embargo, apenas se pudo constatar la intensidad de la marcha, ya que las autoridades vetaron la presencia de corresponsales extranjeros en las calles.

El Ministerio de Cultura y Orientación Islámica advirtió a los medios de prensa extranjeros que los permisos concedidos ya no eran válidos y que no podían cubrir los actos que no fueran autorizados. Amordazada la prensa, la única vía de información fue la televisión estatal iraní y los cientos de ciudadanos que, llevados por el fervor reivindicativo que sacude el país, graban las protestas con sus cámaras y teléfonos móviles y tratan de colgarlos en Internet.

La cadena estatal, controlada por el líder supremo, ayatolá Alí Jamenei, aseguró que en la marcha participaron miles de personas procedentes «de todos los estratos de la sociedad».

Escasos kilómetros más al norte, miles de seguidores de Musavi volvieron a desafiar las advertencias del Gobierno y se lanzaron por cuarto día consecutivo a las calles para exigir que se anulen los resultados y se repitan los comicios en los que el ultra Ahmadineyad salió reelegido con el 62% de los votos.

La manifestación, que había sido prohibida, concentró de nuevo a miles de iraníes que, con el brazo alzado y haciendo el signo de la victoria, desfilaron en silencio a lo largo de la calle Valy-e Asr en dirección al norte de la ciudad. Musavi había pedido a sus seguidores que no acudieran a la marcha ante el temor de que se repitieran los disturbios que el lunes segaron la vida de al menos siete personas en la simbólica plaza Azadí. El movimiento de protestas se ha extendido a ciudades de provincias como Machhad, Ispahan o Shiraz, donde también hubo incidentes y arrestos. Los choques se volvieron a reproducir ayer en algunos puntos de la ciudad, según testigos, pero que la prensa no ha podido constatar.

La férrea unidad del aparato estatal iraní mostrada hacia el exterior parece estar sufriendo las primeras grietas: el presidente del Parlamento, Alí Lariyani, criticó ayer abiertamente al Gobierno al responsabilizar al ministro del Interior, Sadegh Mahsuli, del asalto ocurrido días atrás a la residencia de estudiantes de la Universidad de Teherán. «El Ministerio de Interior es responsable y debe responder por ello. El Parlamento vigilara de cerca el caso», dijo Lariyani, un conservador muy crítico con Ahmadineyad y ex negociador del plan nuclear iraní.