Musaví, un tradicionalista que ha logrado recuperar la esperanza reformista

EFE

INTERNACIONAL

Es un bastión de la vieja guardia que sin embargo ha logrado recuperar la esperanza del campo reformista.

11 jun 2009 . Actualizado a las 13:44 h.

El candidato independiente a la presidencia de Irán, Mir Husein Musaví, es un bastión de la vieja guardia que sin embargo ha logrado recuperar la esperanza del campo reformista.

Musaví, que se perfila como el principal amenaza para la reelección del actual presidente, Mahmud Ahmadineyad, nació en 1941 en la ciudad de Jameneh, en la provincia iraní de Azerbaiyán oriental.

Revolucionario de primera hora, islamista convencido, fue primer ministro de Irán en la década posterior al alzamiento (1981-1989), en la que se ganó entre sus compatriotas fama de hombre cabal y honesto.

Su gestión económica, lastrada por la guerra fronteriza con Irak (1980-1988) y las sanciones económicas y financieras impuestas a Irán por la comunidad internacional, es aún alabada por la mayoría de los iraníes.

En 1989, pocos meses después de la muerte del fundador de la República Islámica y líder supremo, el ayatolá Rujolá Jomeini, una reforma de la Constitución impulsada por su sucesor, Ali Jamenei, anuló el cargo de primer ministro.

Musaví, pintor y arquitecto de formación, pasó entonces a la segunda fila de la política nacional, primero como asesor del líder supremo y después como miembro del Consejo de Discernimiento, hasta que el pasado marzo decidió presentarse a la presidencia.

Desde entonces, sus opciones -alentadas por la fama de hombre religioso y buen gestor- se han multiplicado de forma paulatina hasta convertirse en la principal amenaza del conservador Ahmadineyad.

El ex primer ministro se define como un «reformista que preserva y vela por los principios de la Revolución» y defiende la libertad de expresión, lo que le ha granjeado el apoyo de los jóvenes que desean apertura pero también la simpatía de aquellos que recelan de la marca reformista.

En cuestiones económicas, cree que Ahmadineyad ha despilfarrado las arcas del Estado, no ha sabido gestionar los grandes beneficios que reportó el petróleo cuando el precio del barril se disparó y que ha colocado al país rumbo a la deriva.

En política exterior ha criticado lo que denomina «aventurismo» y «extremismo» político del presidente, que en su opinión ha sido la causa de un pernicioso aislamiento internacional.

Propone retomar el diálogo con Occidente sobre la polémica nuclear, pero insiste en que Irán jamás renunciara a la «derecho» a desarrollar esta energía.

En cuanto a las relaciones con Estados Unidos, aunque Musaví también ha mostrado una cara más amable, insiste en la tesis oficial de que el presidente estadounidense, Barack Obama, debe pasar de las palabras a los hechos.

Su candidatura ha concitado un mayor apoyo nacional e internacional desde que fue respaldada personalmente por el ex presidente reformista Mohamed Jatamí.