El carrusel de parlamentarios británicos que han saltado a la prensa por haber abusado del sistema de dietas para fines particulares empieza a ser tan largo que lo único que desean los desafortunados es que el desfile continúe. El público, de este modo, perdería la cuenta y olvidaría sus nombres. Aunque esta estrategia no funcionará para la ministra de Interior. A Jacqui Smith se la relaciona con el alquiler de dos películas pornográficas. Y eso que las diez libras que le suponen al contribuyente es una minucia comparadas con las 116.000 libras (130.000 euros) en concepto de dietas por las que la titular de Interior ya tiene una investigación abierta.
Uno se puede sorprender de que el Partido Conservador no haya aprovechado la ocasión para afilar la lengua y sacarle aún más los colores a la ministra. Pero la publicación de los gastos de todos los diputados invita a pensar que los británicos descubrirán más escabrosos detalles de todos los diputados.