Los Obama duermen en Washington en un hotel embrujado

Victoria Toro

INTERNACIONAL

La leyenda atribuye a ese inmueble un fantasma de una dama de la alta sociedad

04 ene 2009 . Actualizado a las 02:00 h.

Hoy domingo los Obama llegan a Washington para iniciar la que será su nueva vida. Las hijas del futuro presidente, Malia de 10 años y Sasha de 7, comienzan mañana lunes las clases tras las vacaciones de Navidad. Empiezan en un nuevo colegio cercano a la Casa Blanca, el lugar donde a partir del día 20 trabajará su padre y vivirá toda la familia.

Tras la negativa de los Bush a albergarlos en Blair House, la residencia de invitados de la Casa Blanca, los Obama han tenido que buscar un alojamiento alternativo. El elegido ha sido un elegante hotel muy cercano al 1600 de la avenida Pensilvania. Se trata del Hay-Adams, que además de ser carísimo y estar separado de la Casa Blanca solo por los robles del parque Lafayette, tiene en su nómina hasta un fantasma.

El establecimiento está edificado en el solar en el que estuvieron las mansiones de John Hay, secretario de Abraham Lincoln, y de Henry Adams, escritor y descendiente de los presidentes John Adams y John Quincy Adams. Precisamente de este es del que, según la leyenda, el hotel heredó el fantasma. La mujer de Adams, Marian Hooper Adams, conocida como Clover (trébol, en inglés), sufrió una depresión que la llevó al suicidio.

La tradición del lugar dice que el espectro de la dama de la alta sociedad washingtoniana vaga por los pasillos llamando por sus nombres a los empleados, abriendo y cerrando puertas y susurrando: «¿Qué quieres?».

Aunque no es probable que esa pregunta se la haga Clover a Barack Obama, porque, también dice el cuento, sus apariciones ocurren a principios del mes de diciembre cuando se cumple el aniversario de la fecha en la que la mujer ingirió el cianuro que la llevó a la muerte.

?Objetivo: dejar de fumar

Claro que de hacérsela, Clover se llevaría una buena sorpresa, pues todo indica que una de las respuestas que Obama podría darle desconcertaría hasta al fantasma más pintado, y es que una de las cosas que Obama quiere para este año es dejar de fumar. La cuestión de los cigarrillos del futuro presidente se ha convertido en una de las preguntas más recurrentes en los medios de comunicación estadounidense desde que durante la campaña el entonces candidato anunciara que le había prometido a su mujer dejar el tabaco.

No lo hizo, y ahora cada dos por tres se enfrenta a la pregunta de si ya lo consiguió. La última fue el pasado domingo. A la respuesta de si ya había abandonado el hábito, contestó: «He hecho un gran esfuerzo, dadas las circunstancias, por llevar una vida más sana y no habrá ninguna violación de las normas de la Casa Blanca».

De la respuesta se deduce, primero que no ha podido dejar de fumar y, segundo, que pretende no hacerlo en su futura residencia en la que, por otra parte, está prohibido desde que Hillary Clinton lo impuso durante la presidencia de su marido.

Desde el hotel Hay-Adams, Obama acudirá a su futura residencia el miércoles para asistir a un almuerzo convocado por el presidente George W. Bush y al que también acudirán George Bush padre, Bill Clinton y Jimmy Carter. Una reunión en la que los que ya han pasado por el cargo podrán darle consejos al futuro presidente.

Pero antes de esa reunión amistosa, a Barak Obama le espera la realidad más dura. El lunes comienzan las sesiones del Congreso. Los temas a tratar son la estafa cometida por Bernard Madoff y el plan de estímulo económico que quiere firmar el presidente electo en cuanto asuma la presidencia, el día 20. También tendrá que ocuparse de la situación a la que Israel ha llevado a la franja de Gaza.

Y es que él ha insistido en que hay un único presidente y ese es, hasta el martes 20, George W. Bush. Obama ya dejó claro cuando fue haciendo los nombramientos que debido a la situación económica y a que el país está embarcado en dos guerras, Irak y Afganistán, su equipo no puede perder ni un momento y no habrá período de adaptación. El día 21 todos estarán trabajando.