Londres reconoce haber extraviado una vez más información confidencial de unos 100.000 militares

Imanol Allende

INTERNACIONAL

11 oct 2008 . Actualizado a las 02:00 h.

En lo que ya viene siendo una constante en el Gobierno de Gordon Brown, un ministerio, una vez más el de Defensa, reconoció ayer haber extraviado un disco duro con información de unos 100.000 militares y unos 600.000 reclutas, en el cual se incluirían detalles de sus familias, matrículas de vehículos, cuentas bancarias y números de pasaporte. Un portavoz de Downing Street calificó el suceso de deplorable.

A pesar de que en el ministerio se dieron cuenta de la pérdida el miércoles y que se ha iniciado una investigación por parte de la policía, aún no está claro si se trata de un extravío por parte de una subcontratista del ministerio en labores informáticas, la firma EDS UK, o de un robo. Tampoco nadie del ministerio ha podido aclarar si la información almacenada en el disco duro desaparecido estaba codificada.

La EDS UK forma parte de la firma tejana EDS, que fue adquirida a principios de este año por Hewlett-Packard Co. Lo poco que se ha filtrado desde el Ejecutivo en relación a esta nueva pérdida es que, en el momento de su desaparición, el disco duro se encontraba en las instalaciones de alta seguridad de EDS en Hook, ubicadas a unos 60 kilómetros de Londres. EDS trabaja para otros departamentos del Gobierno, entre los que se encuentran los de Pensiones y Justicia.

Este es el último incidente en una serie de desmanes protagonizados por el Ministerio de Defensa. El pasado mes de septiembre, un disquete con los datos confidenciales del personal de la RAF fue robado de una base militar; en junio, unos documentos secretos del Gobierno sobre Irak y la red terrorista Al Qaida fueron hallados en un tren de cercanías. Defensa admitió este verano el robo de 658 ordenadores en los últimos cuatro años y la desaparición desde enero de 26 lápices de memoria USB con información clasificada.

Estos fallos de la seguridad, como el vivido hace un año cuando se perdió información confidencial, incluidos datos bancarios y direcciones de casi la mitad de la población británica, está obstaculizando el deseo del Gobierno de implantar un documento nacional de identidad entre los británicos.