El despliegue de 36.000 soldados acordado en el 2006 para combatir la inseguridad no ha logrado frenar la ola de violencia
04 sep 2008 . Actualizado a las 02:00 h.La espiral de violencia que sacude México va en aumento pese a las medidas gubernamentales para luchar contra el crimen organizado, como implicar al Ejército en la seguridad, y el clamor de cientos de miles de ciudadanos en una marcha callejera celebrada hace unos días.
Ayer fue el ministro de Hacienda, Agustín Carstens, quien aportó otro dato alarmante: la inseguridad resta a México un uno por ciento del producto interior bruto.
Tan solo en los últimos dos meses, el promedio de muertos por violencia es de más de 16 cada día, uno cada hora y media. En ese período se alcanzó el dramático récord de 987 homicidios. Y las cifras no dejan de crecer. El año pasado se contabilizaron 2.673 fallecidos en hechos ligados a la delincuencia. En lo que va del 2008, ya se superó la cantidad de 3.000, según la prensa local.
El martes fue una jornada especialmente negra, con 22 víctimas mortales. Ese día, un agente federal y cuatro presuntos secuestradores perdieron la vida en un operativo policial que logró rescatar sanos y salvos a una mujer y a su hijo cerca de la capital, en Villa Nicolás Romero.
El tiroteo entre captores y agentes se registró cuando estos rodearon la vivienda donde la mujer y su hijo llevaban ocho días retenidos y por cuya libertad se exigían 100.000 dólares.
Hasta la tarde del martes, fueron detenidas 20 personas, entre ellas el presunto líder de la organización criminal, Lázaro Bustos Abarca, el Indio , y quien según informes de inteligencia estuvo tres años preso en EE.?UU.
La banda tenía 14 rifles tipo AK-47, 10 armas cortas, ocho granadas de fragmentación y cerca de 2.000 cartuchos de diversos calibres. Al parecer se trata de sicarios de La Familia, un grupo mafioso que opera en el estado de Michoacán al servicio del cartel de Sinaloa, una de las organizaciones traficantes de droga más peligrosas del país.
México también sufre un fuerte repunte de los secuestros, que han alcanzado la cifra de 400 en lo que va de año, mientras que en el 2007 se perpetraron 438, aunque se considera que por cada delito de este tipo denunciado se cometen otros tres.
Resultados en cien días
El secretario de Gobernación, Juan Camilo Mouriño, aseguró ayer que el Gobierno federal responderá con la misma intensidad las acciones del crimen organizado. Y prometió logros que se percibirán en el plazo de cien días, aventuró.
El estado con más violencia es el de Chihuahua (norte), con unos 1.200 homicidios este año, donde el cartel de Sinaloa, encabezado por el prófugo Joaquín Loera Chapo Guzmán, se disputa esta frontera con el de Juárez.
La violencia se ha incrementado en el estado pese a que el Gobierno federal reforzó la seguridad con el envío en marzo de 2.500 militares, en el marco de la estrategia implantada en diciembre del 2006 para enfrentar al crimen organizado con el despliegue de 36.000 soldados en diferentes regiones.
A Chihuahua le sigue el estado de Sinaloa (en el golfo de California), con 567 muertes; Baja California, con 168, y Durango, con 164.
Al turístico estado de Yucatán, que acoge Cancún y restos de la cultura maya, y hasta ahora uno de los cinco más seguros del país, también llegó la espiral de violencia. El pasado 28 de agosto fueron hallados doce cuerpos decapitados.
Amenaza a Estados Unidos
La lucha entre los carteles de la droga en México está cruzando la frontera a Estados Unidos. Un análisis del Centro de Información contra el Terrorismo de Arizona y el Centro de Investigación contra del Tráfico Ilícito de Drogas alerta de una escalada de la violencia en la frontera suroeste. Además predice un aumento en el uso de «fuerza letal» contra la policía estadounidense apostada en la frontera, así como de los residentes de la zona.
Además, ambas instituciones han detectado que estas bandas están intentando contactar con pandillas callejeras como la Mara Salvatrucha (MS-13), para «llevar a cabo actos de violencia contra miembros de los carteles en EE.?UU.»
Según señalan, miembros de los carteles y de la policía de México buscan refugio en Estados Unidos, y eso podría trasladar allí la lucha.