Irlanda promete una solución a corto plazo para desatascar la UE

Juan Oliver

INTERNACIONAL

Dublín pide un margen político y de tiempo para idear una salida que respete el dictamen de sus ciudadanos

17 jun 2008 . Actualizado a las 02:00 h.

Irlanda se comprometió ayer a ofrecer a sus socios una solución a corto plazo para que el Tratado de Lisboa entre en vigor antes de las elecciones al Parlamento Europeo que se celebrarán en la primavera del 2009. A cambio de sacar a la UE del atolladero en el que la ha metido con el referendo del pasado jueves, Dublín pide que continúe con normalidad el proceso de ratificaciones en el resto de países, y, sobre todo, que se le de un margen de «tiempo y espacio político» para analizar las causas del no. Eso facilitaría hallar una salida capaz de compaginar el dictamen de sus ciudadanos con la necesidad de impedir un nuevo bloqueo institucional de la Unión.

El ministro irlandés de Exteriores, Michael Martin, se reunió ayer en Luxemburgo con sus homólogos de la UE y les agradeció la reacción «serena y comedida» de la Comisión y de los Estados miembros tras el triunfo del no en su país. Martin aseguró que el primer ministro, Brian Cowen, llevará el próximo jueves a Bruselas el esbozo de una hoja de ruta con las posibles vías a seguir, para someterlo al debate de los jefes de Estado y de Gobierno que celebran en la capital belga su tradicional cumbre trimestral.

La solución tendrá que ser una obra maestra de ingeniería dialéctica y política, porque para que el Tratado de Lisboa entre en vigor es preciso que sea ratificado legal y formalmente por todos los socios. Y se supone que Irlanda no puede hacer eso porque no ha obtenido el refrendo de una ciudadanía que se ha expresado contra esa posibilidad. Modificar el contenido del texto, que ya ha sido aprobado por dieciocho países, tampoco parece muy factible por el embrollo jurídico que provocaría.

«Más sencilla»

El ministro español de Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, aventuró ayer que la solución podría ser «más sencilla» que todo eso, aunque reconoció ignorar hacia dónde apuntará la propuesta de Cowen. Algunas fuentes diplomáticas y comunitarias hablan de una nueva consulta antes de final de año o de la primavera del 2009, pero otras apuestan por añadir al Tratado una cláusula sin vinculación con su cuerpo jurídico que ofrezca a Irlanda ese plazo que reclama para descifrar el enigma.

En lo que sí están de acuerdo casi todos es en seguir con el proceso de ratificaciones en los ocho países que, junto a Irlanda, aún no han convertido el Tratado en legislación propia. Casi todos, porque la República Checa, que liderará la UE en el primer semestre del 2009 y que se beneficiaría de un hipotético retraso en la entrada en vigor del texto, ha expresado ciertas reticencias.

Sin Lisboa, los checos mantendrían in extremis las competencias y la publicidad que las normas actuales otorgan a las presidencias rotatorias, y que a partir del Tratado irían en favor de la Presidencia permanente. Sin embargo, el presidente galo, Nicolas Sarkozy, les advirtió ayer de que la salida al atasco irlandés empieza precisamente por seguir con las ratificaciones, para evitar que la Unión Europea caiga «en el inmovilismo». Lo dijo en Praga, adonde acudió en visita oficial y en donde insistió en que hay que evitar que el «incidente» irlandés se convierta en crisis.

Dos velocidades

La canciller alemana, Angela Merkel, apoyó esa tesis y reiteró en Berlín que no contempla una construcción de Europa «a dos velocidades», como había insinuado su ministro de Asuntos Exteriores, Frank-Walter Steinmeier, que propuso suspender temporalmente el proceso de integración de Irlanda.