El primer ministro británico, Gordon Brown, advirtió ayer al presidente zimbabuense, Robert Mugabe, de que la paciencia de la comunidad internacional con su régimen «se está agotando», coincidiendo con el inicio de la cumbre extraordinaria en Zambia para tratar lo que oficialmente se ha descrito como el «punto muerto de la situación política» en Zimbabue tras la falta de resultados oficiales de las elecciones del 29 de marzo.
El presidente zambiano, Levy Mwanawasa, reconoció la gravedad de la situación en Zimbabue, pero precisó que la cumbre no pretende «sentar a Mugabe en el banquillo de los acusados». Su discurso contrasta con las declaraciones de su homólogo sudafricano, Thabo Mbeki, quien tras reunirse con Mugabe en Harare -ya que no quiso asistir a la cumbre- aseguró que en Zimbabue «no hay crisis» y pidió a la población que espere los resultados oficiales.