El presidente de Georgia insta a la OTAN a no ceder al «chantaje ruso»

EFE

INTERNACIONAL

El presidente de Georgia, Mijail Saakashvili, insta a la OTAN, cuyos líderes están reunidos en la cumbre en Bucarest, a no ceder al «chantaje ruso» y a dar luz verde al acercamiento de su país y Ucrania a la Alianza.

03 abr 2008 . Actualizado a las 13:42 h.

«Denegar a Georgia y Ucrania el plan de acción para la adhesión a la OTAN significaría que se ha cedido al chantaje ruso» y dejaría a la Alianza en una situación «mucho más peligrosa» que si colocara a los dos países en el camino del ingreso, afirma el líder de la ex república soviética en una entrevista hoy en el diario «Le Figaro».

Los jefes de Estado o Gobierno de la OTAN no consiguieron llegar a un consenso anoche en Bucarest sobre la inclusión de Georgia y Ucrania en el llamado «plan de acción a la adhesión» (MAP) y se prevé que hoy confirmen que se aplazará el inicio del acercamiento de ambos países a la Alianza Atlántica.

«Si la OTAN cede a las amenazas rusas, por primera vez en su historia, será el fin de la OTAN como la conocemos. Europa se encontraría en una situación aún más peligrosa, con un agravamiento de los conflictos que ya existen», argumenta Saakashvili.

Países como España, Alemania y Francia se oponen a la inclusión ahora de Ucrania y Georgia en el MAP, defendida, en cambio, por Estados Unidos.

Saakashvili advierte de que una negativa «complicaría dramáticamente las cosas» para el presidente electo de Rusia, Dmitri Medvédev, porque «llegaría al Kremlin al día siguiente de una victoria histórica para los nacionalistas conservadores rusos» que habrían asestado un «fracaso» a EEUU.

Para el presidente de Georgia, dar «un poder de veto» a Moscú en la ampliación de la OTAN ahora significa darle «el mismo derecho dentro de uno o dos años», cuando Rusia «se habrá reforzado militarmente».

Al mismo tiempo, Saakashvili afirma que Medvédev le ha causado «una buena impresión» y considera como «un factor de esperanza» que el sucesor de Vladimir Putin pertenezca a una generación que «conoce muy bien los aspectos negativos del sistema» y a la vez es demasiado joven para «haber trabajado bajo ese régimen».

Vaticina que con Medvédev el cambio será «mucho más espectacular que lo que la gente se imagina», si bien señala que «la coexistencia de dos dirigentes en un sistema que no es democrático será una fuente de tensión».