El príncipe Enrique dejará Afganistán tras filtrarse su presencia en el país

EFE

INTERNACIONAL

Medios británicos revelaron ayer la noticia al conocerse que la información había aparecido en la página web estadounidense «Drudge Report».

29 feb 2008 . Actualizado a las 18:57 h.

El Ejército británico retirará «de inmediato» al príncipe Enrique, tercero en la línea de sucesión a la Corona británica, de Afganistán, donde ha pasado diez semanas combatiendo a los talibanes.

Los altos mandos militares británicos acordaron hoy el regreso a casa del joven, de 23 años y subteniente del regimiento Household Cavalry, tras filtrarse la noticia de su presencia en el país asiático ante el temor de que el príncipe se convierta en un objetivo primordial para los talibanes.

El jefe del Ejército británico, general Richard Darnatt, y otros mandos militares consideran que la difusión a nivel mundial de la noticia «podía tener un impacto en la seguridad de los desplegados», además de «riesgos para él como soldado», indicó el Ministerio de Defensa en un comunicado.

El príncipe, hijo pequeño de Carlos de Inglaterra y la fallecida Diana de Gales, ha pasado las últimas diez semanas desplegado en secreto en la provincia de Helmand (sur afgano), una de las más peligrosas del país y donde se encuentra el grueso de las tropas británicas.

Enrique ha actuado en Afganistán como Controlador de Ataque Conjunto, más conocido como «JTAC», labor que consiste en llevar a cabo una vigilancia aérea detallada detrás de las líneas de los talibanes e, incluso, ordenar ataques aéreos contra posiciones enemigas.

Defensa quería mantener su presencia allí en secreto, para lo que llegó a un acuerdo con los medios de comunicación a cambio del cual éstos pudieron entrevistarle y grabar imágenes de su despliegue.

Sin embargo, la página web estadounidense Drudge Report divulgó la información, rompiendo el bloqueo que pesaba sobre la misma, lo que sirvió de pistoletazo de salida para que el resto de medios difundieran las imágenes y las entrevistas que ya tenían grabadas.

Ante esa situación, los mandos militares británicos evaluaron «con detalle» los riesgos de que Enrique continuara en Afganistán, donde tenía previsto permanecer con su regimiento varias semanas más, y concluyeron que era necesario sacarlo de allí «de inmediato».

El primer ministro británico, Gordon Brown, defendió hoy esa decisión y elogió el profesionalismo y la dedicación del príncipe.

También su abuela, la reina Isabel II, quien fue precisamente la que le comunicó su envío al país afgano según ha desvelado el propio Enrique, destacó hoy que éste ha desempeñado «un buen trabajo en un clima muy difícil», según la agencia de noticias británica PA.

Enrique, el primer miembro destacado de la familia real británica en ir al frente desde que su tío Andrés pilotase un helicóptero artillado en la Guerra de las Malvinas (1982), podría recibir ahora una medalla por su despliegue en Afganistán.

Pero su retirada es la segunda decepción que sufre el joven en su carrera militar.

Ya en mayo pasado, el Ministerio de Defensa dio marcha atrás en su plan inicial de enviarlo a Irak al mando de una unidad de doce soldados y cuatro vehículos acorazados de reconocimiento Scimitar.

El general Richard Dannat justificó el cambio de opinión en que tenía constancia de «varias amenazas específicas directamente relacionadas» con el príncipe y sus acompañantes, y Enrique se mostró entonces «muy decepcionado», aunque entendió y aceptó la decisión y aseguró que no dejaría el Ejército.

Enrique siempre ha manifestado su deseo de servir a su país en el frente, hasta el punto de haber confesado a sus amigos que abandonaría su carrera militar si no se le permitía cumplir ese propósito, según informó la prensa británica.

En las entrevistas hechas en Afganistán, de hecho, mostraba su «emoción» por tener finalmente la oportunidad de servir como soldado, que es lo que siempre ha querido hacer desde que se unió al Ejército.

El Reino Unido tiene desplegados unos 7.700 soldados en Afganistán, la mayoría concentrados en el sur del país, una zona peligrosa porque allí operan rebeldes talibanes, traficantes de droga y miembros de la red terrorista Al Qaeda.

Desde el comienzo de las operaciones en octubre de 2001, un total de 89 soldados o personal de Defensa del Reino Unido han perdido la vida en Afganistán, 63 de ellos en combate o a consecuencia de heridas sufridas en enfrentamientos