Bush afirma que se podrán retirar 30.000 soldados de Irak antes de julio y advierte a Irán y Siria

César Muñoz Acebes

INTERNACIONAL

13 ene 2008 . Actualizado a las 02:00 h.

George W. Bush afirmó ayer que la situación en Irak mejora y por ello se podrá cumplir con el objetivo de reducir las tropas estadounidenses antes de julio. A la vez demandó a Irán que detenga su apoyo a las milicias chiíes iraquíes y a Siria que haga más por impedir el paso de «terroristas» por su territorio, durante una visita a la base de Arifjan (Kuwait), centro logístico del Ejército de EE.?UU. en sus misiones en Irak y Afganistán.

Tras un encuentro con el comandante en Irak, David Petraeus, y el embajador en Bagdad, Ryan Crocker, Bush no habló de agilizar el repliegue y dijo que la recomendación del general sobre el número de fuerzas que quiere mantener en Irak dependerá de las condiciones del terreno. «Si él no quisiera continuar con la reducción a mí me parecería bien, siempre que tengamos éxito» en Irak, subrayó.

Petraeus, por su parte, señaló que «ciertamente existe la posibilidad» de que proponga una reducción más significada de las tropas, pero dijo que aún no ha tomado una decisión. El general deberá informar al Congreso de Estados Unidos en marzo sobre sus planes para el nivel futuro de tropas.

Para julio 30.000

El presidente indicó que la retirada de los soldados «marcha según lo previsto», en una declaración pronunciada desde el centro de mando de Arifjan, una sala en forma de anfiteatro con tres pantallas gigantes con los mapas del Cuerno de África, Irak y Afganistán. En septiembre del 2007 anunció que retiraría 30.000 soldados hasta julio, lo que dejará unos 130.000 estadounidenses en Irak, aproximadamente la misma cifra que hace un año.

Los demócratas han demandado una salida más rápida de las fuerzas y el tema ocupa un lugar destacado en la campaña electoral. También era tema de especial interés para los 3.000 soldados que acudieron a escuchar a Bush en la base de Arifjan.

Bush les habló solo siete minutos, pese a que los militares llevaban horas esperándolo en una mañana inusualmente fría en el desierto. El presidente repitió el mensaje de que EE.?UU. está volcado en una lucha contra el mal: «Nos enfrentamos a asesinos sanguinarios que matan a los inocentes».

Los soldados se mostraron menos entusiastas. «Hubiera querido oír más detalles sobre sus planes», dijo un militar que no quiso ser identificado.