El Rey visita por sorpresa a las tropas españolas en Herat

EFE

INTERNACIONAL

Don Juan Carlos compartió con los militares españoles destinados en Herat (Afganistán) emoción, sorpresa, bromas y brindis durante sus cinco horas de inesperada visita.

31 dic 2007 . Actualizado a las 19:45 h.

Juan Carlos I compartió con los militares españoles destinados en Herat (Afganistán) emoción, sorpresa, bromas y brindis durante sus cinco horas de inesperada visita, en un frío y soleado día en el que el toque de diana precedió a la novedad de la jornada: la visita del rey.

El monarca, tras rendir homenaje a los militares muertos en Afganistán en el monolito con forma de hórreo que recuerda a los caídos en la base multinacional Camp Arena, visitó a los pacientes de los médicos militares españoles.

En el paseo tuvo tiempo de acariciar y chocar los cinco con cuatro huérfanos que esperaban para ser atendidos por los doctores.

El revuelo desatado en la base por la presencia del rey se hizo más visible cuando los militares se arremolinaron para la foto de familia.

Aunque durante el pase de revista lucía su apellido, Borbón, en la guerrera, posteriormente, para el posado, el rey llevaba el distintivo del Ejército del Aire en Afganistán, Helisaf.

Los militares españoles y sus compañeros de otras nacionalidades de la ISAF aprovecharon la oportunidad para fotografiar al ilustre huésped, momento en el que muchos de los soldados sacaron con sus propias cámaras instantáneas de recuerdo de la histórica visita.

Acompañado del ministro de Defensa, José Antonio Alonso, del Jefe del Estado Mayor de la Defensa (JEMAD), Félix Sanz, y del coronel del Ejército del Aire, José Antonio Camiña Conesa, el rey observó los carteles que indican la distancia a casa que los soldados han marcado.

Oviedo 5.837 kilómetros, Cádiz Now 3.000 y pico, Elche 5.565 y otros muchos puntos de la geografía española que delatan la procedencia de los soldados que han pasado por la base multinacional de Herat, al oeste del país.

En su inspección por el acuartelamiento, el rey se detuvo a leer la felicitación en el pabellón de suboficiales, con dedicatoria especial para «nuestras encantadoras vecinas de Villaconejos».

El monarca, que fue obsequiado con un cuchillo curvo afgano, también firmó en el libro de honor de la base, bajo una imagen de Nuestra Señora de Loreto distinguida con una cinta ataviada con los colores de la bandera española.

La sorpresa inicial de los militares españoles se transformó en la alegría por el menú de la comida especial y los brindis posteriores a las palabras del rey, quien agradeció a los soldados su esfuerzo.

La presencia de la comitiva marcó el último almuerzo de 2007, en el que los militares españoles pudieron disfrutar de momentos de distensión y brindar por un nuevo año tras la despedida del que se acaba, un tanto agitada por la visita, preparada con gran sigilo para preservar la seguridad.

La tercera visita de Juan Carlos I a un contingente militar español destinado en el extranjero se produjo pocos días antes de cumplir 70 años y casi diez años después del primer viaje para estar con los militares desplegados en Bosnia el 5 de enero de 1998.

El Rey de España llegó hoy por sorpresa a la base militar multinacional de Herat al oeste de Afganistán para celebrar el fin de año con los militares españoles desplegados en el país con la Fuerza Internacional de Asistencia a la Seguridad (ISAF), bajo mando de la OTAN.

El Rey Juan Carlos, acompañado del ministro español de Defensa, José Antonio Alonso, y del jefe del Estado Mayor de la Defensa (Jemad) Félix Sanz, se ha trasladado a territorio afgano a bordo de un avión Hércules desde Kuwait, a donde llegó esta madrugada procedente de Madrid.

Ni el Gobierno ni la Casa del Rey quisieron hacer pública esta visita por razones de seguridad, motivo también por el que se han utilizado los aviones Hércules para el trayecto final, como hacen habitualmente las tropas españolas cuando viajan a Afganistán.