Del pimpón de Nixon a la Filarmónica de Bush

Óscar Santamaría

INTERNACIONAL

12 dic 2007 . Actualizado a las 02:00 h.

El himno estadounidense sonará por primera vez en Corea del Norte. Los encargados de interpretarlo serán los miembros de la Orquesta Filarmónica de Nueva York, cuando el próximo 26 de febrero ofrezcan en uno de los países más aislados y ensimismados del planeta un concierto histórico.

Así se espera descongelar las heladas relaciones bilaterales entre Washington y Pyongyang, tensas por el pulso nuclear que mantienen desde hace años. La música intentará lograr lo que la diplomacia lleva años probando. «Esta visita profundizará el entendimiento y los lazos culturales entre los dos países», dijo ayer el embajador de Corea del Norte ante las Naciones Unidas, Pak Gil Yon, durante una rueda de prensa celebrada en el Lincoln Center de esta ciudad.

La iniciativa -que ha sido acogida con satisfacción y optimismo por expertos en relaciones internacionales y activistas de los derechos humanos- partió del Ministerio de Cultura norcoreano, que el pasado agosto envió una carta por fax de invitación a la Sinfónica de Nueva York. Su director, Zarin Mehta, viajó en octubre hasta el país asiático que Bush incluyó en el «eje del mal» tras el 11-S para ultimar algunos detalles antes de dar el visto bueno. Y puso algunas condiciones: que pudiera ser interpretado el himno de las barras y estrellas , que el concierto fuera televisado para evitar que solo asistiera la élite del régimen comunista, y que los músicos de origen coreano de su equipo no tuvieran ningún problema una vez allí.

A pesar del revuelo levantado, el paso que dará la Filarmónica no es nuevo. Antes, en 1956, la de Boston fue la primera orquesta en tocar en la por entonces Unión Soviética. Pero no ha sido solo la música la que ha servido a la política. También el deporte, como fue el caso del equipo estadounidense de pimpón invitado a jugar en China en 1971, convirtiéndose en los primeros norteamericanos en pisar suelo chino desde la llegada al poder del Partido Comunista, en 1949. Un gesto de buena voluntad que despejó el camino para la histórica visita que realizó en 1972 el presidente Richard Nixon.