Un concejal de la Liga Norte sugiere métodos nazis contra los inmigrantes

Íñigo Domínguez

INTERNACIONAL

07 dic 2007 . Actualizado a las 00:24 h.

Las ocurrencias de la Liga Norte, el partido autonomista y xenófobo de Umberto Bossi, adornan periódicamente la actualidad italiana. Se desmelenan y dicen barbaridades sin que nadie les haga demasiado caso, pero por eso mismo deben exagerar.

Su proyecto de construcción de la mítica Padania, aunque ya se conforman con el federalismo, no llega al 5% de los votos.

Últimamente, entre los ayuntamientos de su feudo del norte se ha desatado una carrera por hacer o decir la tontería más grande contra los inmigrantes.

Pero será difícil superar al concejal de Treviso Giorgio Bettio que el martes se impuso con esta perla: «Tenemos que usar los mismos métodos que los nazis de las SS, castigar a diez por cada daño que sufra uno de nuestros vecinos». Estos chicos cada año van a más.

Ninguno de los presentes dijo ni pío. Fue la prensa la que lo aireó ayer. Entonces la Liga Norte lo desautorizó, era demasiado incluso para ellos. La Fiscalía ha abierto una investigación. Bettio, 51 años, profesor y aficionado a carreras de rali, pidió disculpas. Alegó que llegó caliente al pleno porque su madre tiene roces con un vecino extranjero. «Ha sido una expresión dictada por la rabia, es grave, pero creo que sea humanamente comprensible», explicó. «La 'mamma' es la 'mamma'», concluyó.

Disfraces de liebre

Es el último lance de esta tropa. En Treviso hay tradición, pues el anterior alcalde propuso «disfrazar a los inmigrantes de liebres para ejercitar a los cazadores». La chispa siempre es la delincuencia, asociada a los extranjeros, y la acusación al Gobierno de dejar solos a los alcaldes ante la inmigración ilegal.

La actual cruzada la empezó el alcalde de Citadella con una orden que prohíbe la residencia a inmigrantes sin trabajo o con ingresos menores a 5.000 euros anuales. La Fiscalía estudia abrir un proceso, pero otros 50 municipios del Veneto o Novara, en Piamonte, van a adoptar la idea. También, como otros alcaldes, organiza rondas nocturnas de vigilancia de voluntarios, camisas verdes, en plan Ku Klux Klan.

Otro alcalde, en Caravaggio, no casa a inmigrantes sin permiso de trabajo. En Montegrotto han puesto en las pantallas públicas un mensaje de protesta que invita a los vecinos a emigrar porque allí ya no se puede vivir.

Otros partidos de la derecha se han unido. El alcalde de Teolo, de Alianza Nacional (AN), solo da la ciudadanía a quien hable bien el italiano. En Romano d'Ezzelino niegan las becas a los no comunitarios. En Mogliano hay señales de tráfico propias con la idea «peligro, putas».

Son minucias ante el ejemplo de sus dirigentes. Hace dos meses, Roberto Calderoli, vicepresidente del Senado, se paseó con un cerdo entre risotadas por el solar donde se va a construir una mezquita en Bolonia, para dejarlo impuro y evitar las obras.

Rociar africanas

El eurodiputado Mario Borghezio prendió fuego a un asentamiento de emigrantes bajo un puente de Turín en el 2000. Fue condenado y se pasó a acciones simbólicas, como rociar con desinfectante a africanas en los trenes.

Umberto Bossi, siendo ministro de Berlusconi, propuso hundir pateras a cañonazos. Menos mal que Calderoli confesó a una revista del corazón que no es racista. «Pero debo decir cosas xenófobas en interés de la Liga Norte», dijo.