Arabia Saudí castiga con 200 latigazos a una mujer que fue violada

La Voz

INTERNACIONAL

La mujer, que fue víctima de una agresión colectiva, fue condenada por haber estado en un coche junto a un hombre que no era de su familia.

23 nov 2007 . Actualizado a las 15:46 h.

Militantes de derechos de la mujer en Arabia Saudí han denunciado ante la comunidad internaiconal el caso de una mujer que ha sido condenada a seis meses de prisión y 200 latigazos por haber estado en un automóvil junto a un hombre que no era de su familia. En realidad, la mujer fue víctima de una violación colectiva, pero la ley se basa en los principios wahabitas, una interpretación muy estricta de la Sharia (ley islámica), según la cual, las mujeres no tienen derecho a conducir, no deben estar en presencia de hombres que no pertenecen a su familia y,en público, deben cubrirse de la cabeza a los pies. La Justicia ya había condenado a la mujer, de 19 años, a 90 latigazos, pero ahora ha aumentado la condena porque la acusada «intentó influir en el tribunal a través de la prensa».

«Con toda seguridad, hay una injusticia hacia las mujeres en los tribunales. Es una triste situación la que soportan las sauditas», explicó Wajiha Al Hweider, militante por los derechos de las mujeres. « El rey (Abdalá) debe intervenir para poner fin a esta farsa», añadió, en referencia a la sentencia dictada contra esta joven saudita, cuya identidad no se conoce públicamente.

Hatun Al Fassi, profesora de historia en la universidad Rey Saud en Riad, también militante por los derechos de las mujeres, coincide en que las sauditas padecen la ausencia de una legislación escrita pues los veredictos dependen de cada juez. «Está muy bien que este caso haya adquirido una dimensión internacional. Hubiera sido una vergüenza que no se conociera esta historia, pues la sentencia transformó a la víctima en culpable».

Hweider también critica las humillaciones de que son víctima las mujeres ante los tribunales, ya que los jueces sólo se dirigen a sus parientes hombres. «Las mujeres no tienen derecho a defenderse. Ingresan en el tribunal cubiertas de negro de la cabeza a los pies. Y algunos jueces ni siquiera las autorizan a hablar», explica.