Sabotajes en el tren de alta velocidad francés ocasionan fuertes retrasos

Colpisa

INTERNACIONAL

En las asambleas generales se perfila una vuelta al trabajo.

21 nov 2007 . Actualizado a las 22:14 h.

Sabotajes en las líneas del tren de alta velocidad francés, que ocasionaron fuertes retrasos, preludiaron este miércoles la primera ronda de negociaciones tripartitas entre sindicatos, empresas y Estado en las compañías SNCF (ferrocarriles) y RATP (transportes de París), en huelga por octavo día consecutivo. El conflicto en defensa de los regímenes especiales de pensiones depende de las decisiones que adopten hoy las asambleas generales, en las que se perfila una vuelta al trabajo, a la vista de los avances registrados en el diálogo, que puede durar alrededor de un mes.

Según fuentes gubernamentales, entre las seis y diez y las seis y media de la mañana, cuando todavía no había amanecido, desconocidos irrumpieron con trapos incendiados en casetas de señalización tras forzar los vallados de seguridad. Los intrusos prendieron fuego al cableado eléctrico e inutilizaron conmutadores correspondientes a las vías del TGV (el AVE francés) que parten de París en dirección a los cuatro puntos cardinales: Este, Atlántico, Norte y Sudeste.

En el caso de la línea que enlaza la capital con Bretaña y la frontera española por Hendaya el incendio dañó la red de señalización en un tramo de una treintena de kilómetros y los convoyes tuvieron que ser desviados por tendidos convencionales.

Los retrasos llegaron a alcanzar las cuatro horas pues los trenes tuvieron que circular muy despacio hasta que los servicios técnicos repararon las averías provocadas por los incendios intencionados.

Actos criminales

En la Asamblea Nacional (cámara de los diputados) el primer ministro, François Fillon, prometió «sanciones muy severas» para los autores de lo que calificó como «actos criminales». El jefe del Gobierno subrayó en la sesión de control parlamentario que si los autores de estos sabotajes «han creído poder interrumpir así la negociación en la SNCF», esta «estrategia irresponsable hace más necesaria» aún esta concertación.

La mayoría de los sindicatos convocantes de la huelga denunciaron una actuación delatora de que la movilización pierde fuerza progresivamente. A lo largo de la jornada, en la que habían sido programados 400 de los 700 TGV que circulan por diario, el índice de huelguistas descendió a sus cotas más bajas desde el inicio del conflicto: el 22,8% en la SNCF y el 16,4% en la RATP, según las direcciones de ambas empresas.

El recurso a la fuerza, además, contribuye a la impopularidad de una protesta que afecta a diario a millones de trabajadores, que deben cotizar 40 años para tener derecho a cobrar una pensión completa mientras que los huelguistas sólo lo hacen una media de 37 años y medio. Una encuesta publicada por el diario conservador «Le Figaro» eleva al 68% la proporción de franceses que considera injustificada la huelga ante la que un 69% reclama firmeza al Gobierno.

En este contexto, los dirigentes de la CGT comunista, primera fuerza sindical tanto en la SNCF como en la RATP, llegaron a insinuar la hipótesis de que los sabotajes podían obedecer a una provocación o una manipulación de sectores interesados en desviar la atención. «Se nos quiere sacar del tema que está en el corazón de este conflicto, que es el futuro de las pensiones», opinó el secretario general, Bernard Thibault, quien condenó «actos inadmisibles destinados a desacreditar a una profesión».

Los ataques coordinados al orgullo de la tecnología ferroviaria francesa enrarecieron el clima en torno a las mesas de negociación.

Las discusiones a tres bandas versaron sobre las modalidades, el calendario y la agenda del diálogo, que durará por lo menos hasta mediados de diciembre y que el Gobierno no condiciona ya a la finalización de la huelga. Por consiguiente, no hubo llamamientos a la reanudación del trabajo, decisión que los sindicatos dejan en manos de las bases, a menudo más radicalizadas que sus dirigentes, a quienes la CGT ya no llama a continuar la huelga.

Según la central mayoritaria, donde hay tensiones internas sobre la estrategia a seguir, en las últimas asambleas generales se perfila una tendencia a la vuelta a la actividad laboral, ya votada en una decena de cocheras importantes en todo el país. «Un cierto número de trabajadores considera que es mejor suspender el movimiento antes que desgastarse durante el mes que van a durar las negociaciones», declaró Bernard Guidon, secretario federal de la rama ferroviaria de la CGT.