Nicolas Sarkozy y su esposa Cécilia inician los trámites de separación

Esperanza Suárez

INTERNACIONAL

18 oct 2007 . Actualizado a las 02:00 h.

Cécilia y Nicolas Sarkozy se separan. Es el anuncio de una ruptura anunciada por los rumores que se dispararon en las últimas semanas y que se confirmaron definitivamente ayer a última hora de la tarde.

El lunes, la primera dama presentó su demanda ante el juzgado de familia de Nanterre. El juez se desplazó después al palacio del Elíseo para recoger la firma presidencial y convertir a Sarkozy en el primer jefe del Estado que rompe su matrimonio en el ejercicio de su cargo. Ni Giscard, ni Chirac ni Mitterrand llegaron tan lejos a pesar de vivir momentos difíciles con sus parejas.

La ruptura tras 20 años de relación sí ha sido confirmada de forma oficiosa y se espera un comunicado antes de que el presidente deje hoy París para participar en la cumbre europea de Lisboa. A Sarkozy le han encontrado sus allegados «sereno y resignado». Cécilia se dejó ver ayer en un restaurante y en las lujosas tiendas de la avenida Montagne, acompañada de su amiga Isabelle Balkany.

Imposible divorciarse

Según fuentes judiciales, está determinada a divorciarse, pero Sarkozy la frena. Y ella es la única francesa que no tiene derecho a presentar una demanda en solitario. La inmunidad del presidente de la República durante su mandado llega a todos los ámbitos judiciales, incluidos los procesos de divorcio, y solo el acuerdo mutuo puede culminar en el divorcio. Es la segunda vez que la solicitan: la primera fue en el 2005, cuando Cécilia lo abandonó por un publicista y él vivió su propio romance con una periodista de Le Figaro . Rehicieron su relación, pero el 6 de mayo Cécilia no acudió a votar a su esposo como presidente. Tras una toma de posesión con besos, lágrimas y música del bisabuelo Albéniz, cumplió su papel.

La primera dama de Francia apareció en público por última vez el pasado 14 de julio, en los actos de la fiesta nacional. Desde entonces, Sarkozy ha viajado en solitario y ejercido como único anfitrión de las visitas de Estado. La ausencia de Cécilia en Sofía, donde el Gobierno búlgaro le había preparado un homenaje por su papel en la liberación de las enfermeras encarceladas en Libia, disparó unas especulaciones alimentadas por sus notables ausencias: dejó plantadas a las esposas de los líderes del G-8, no acudió al almuerzo con los Bush en agosto y tampoco acompañará a su marido la próxima semana a Marruecos.

La presión de Cécilia

El secretario general del Elíseo, Claude Guéant, aparece como el artífice del acuerdo hace diez días que ha permitido la separación con la fórmula «separación de cuerpos», menos definitiva que el divorcio. Las negociaciones entre el matrimonio se eternizaban y la situación perturbaba la organización y el funcionamiento de la Presidencia. Las ausencias de Cécilia se convirtieron en una forma de presión para imponer sus condiciones y conseguir el acuerdo de separación.

Desde que los rumores se dispararon, la postura oficial ha sido la ausencia de comentarios, pero también de desmentidos. La noticia la adelantó ayer Le Nouvel Observateur y después la confirmaban el resto de medios. La clase política se mantuvo discreta, reacia a valorar la vida privada. El único comentario de un miembro del Gobierno fue el del ministro Xavier Darcos: «Siempre es doloroso ver que el amor puede deshacerse».