El primer ministro galo dice que el Estado está en situación crítica

Esperanza Suárez

INTERNACIONAL

El Elíseo busca medidas de choque económico y fiscal para cumplir las promesas electorales de Sarkozy

25 sep 2007 . Actualizado a las 02:00 h.

La sociedad francesa se pone en guardia ante la evidencia de que el fatalismo económico del primer ministro presagia unos presupuestos de apretarse el cinturón. François Fillon habló abiertamente de «quiebra» al referirse al billón largo de déficit del país. Mañana, el Consejo de Ministros aprobará las primeras cuentas de la era Sarkozy, que hacen aflorar también las primeras discrepancias en su Gobierno de apertura.

Ayer, el jefe del Ejecutivo preparó a los ciudadanos para lo peor. «El país está ante el fracaso de un sistema», «la situación de las finanzas públicas no es soportable» y «la situación es crítica», recitó Fillon en una emisora de radio para anunciar a continuación que también en la economía se aplicará la «ruptura» preconizada por Nicolas Sarkozy.

Esta vez no habló como el viernes de «quiebra del Estado», una expresión que le ha valido las críticas de algunos diputados de su partido, que la han calificado de torpe e inexacta.

Fillon recurrió al diccionario para suavizar su diagnóstico y se comprometió «a llevar el presupuesto del Estado al equilibrio antes del final del quinquenio». Unas horas más tarde, la ministra de Sanidad, Roselyne Bachelot, echaba un primer jarro de agua fría al ciudadano con su proyecto de ley de financiación de la Seguridad Social.

Para reducir el agujero de casi doce mil millones de euros del sistema público sanitario, el Gobierno ha optado por una de las medidas más impopulares que incluyera en su programa electoral el actual presidente de la República: el enfermo deberá pagar de su bolsillo 50 céntimos más por cada medicamento. Pero los 850 millones de euros que la medida supondrá para la caja del Estado ya los ha comprometido Sarkozy para la lucha contra la enfermedad de alzhéimer.

El equipo del Elíseo quiere medidas de choque económico y fiscal que permitan mantener las promesas electorales con un margen de maniobra para financiar las reformas delicadas. Pero los «regalos fiscales» de Sarkozy, como la desgravación de los préstamos inmobiliarios o la exoneración de los derechos de sucesión suponen una merma en los ingresos del Estado de unos 15 millones de euros, casi tres mil millones más que el abultado déficit de la maltrecha seguridad social gala.

Peor escenario de lo previsto

El primer ministro Fillon y la responsable de Economía, Christine Lagarde se han unido en su llamada al rigor, pero los grandes ministerios no han dejado de pedir créditos.

Hasta el último minuto, el Gobierno busca fórmulas para mantener las promesas electorales del jefe del Estado en un escenario económico peor de lo esperado, en el que será difícil mantener el déficit público en el 2,3% del producto interior bruto, tal y como prometió Sarkozy. La anunciada supresión de casi 23.000 puestos de funcionarios, el cobro avanzado de algunos impuestos, la equiparación fiscal de las acciones y obligaciones, y hasta la supresión de los 20 euros de desgravación a los contribuyentes que realizan su declaración vía Internet son solamente algunas de las medidas que tendrán los presupuestos generales franceses que aprobará mañana el Consejo de Ministros.

Al fondo, los rumores sobre una primera remodelación gubernamental. El ministro de Defensa, Hervé Morin, comentó en una entrevista con Le Figaro que Sarkozy tenía previsto cambiar a una parte del Ejecutivo en enero para hacer frente a las municipales de la primavera. El presidente no lo ha desmentido, pero sí le ha reprochado públicamente que se haya ido de la lengua.