Un ex agente ruso culpa al MI6 del asesinato de Litvinenko

Ulf Mauder MOSCÚ

INTERNACIONAL

DENIS SINYAKOV

Asegura que el ex espía envenenado fue reclutado por el servicio secreto británico Londres se limitó a aclarar que no se trata de un caso de espionaje sino un «acto criminal»

31 may 2007 . Actualizado a las 07:00 h.

En su elegante traje, el ex agente del KGB y ahora empresario Andréi Lugovoi podría pasar tranquilamente por el doble del actor Daniel Craig, que encarna a James Bond. Pero el que fuera acusado la pasada semana por la Justicia británica de ser el autor material de asesinato del ex espía ruso Alexánder Litvinenko, con el isótopo radiactivo polonio 210, dejó claro ayer que se halla en el lado opuesto al del agente cinematográfico. «Los servicios secretos británicos MI6 y su agente (Boris) Berezovsky (magnate ruso exiliado en Londres) desempeñaron el papel protagonista de esta oscura historia», afirmó Lugovoi ante decenas de cámaras de televisión y 130 periodistas ayer en Moscú. El Ministerio de Exteriores británico no quiso comentar las declaraciones de Lugovoi y se limitó a señalar que su muerte no era un caso de espionaje sino un «acto criminal». La ofensiva de Lugovoi, que duró hora y media, aporta nuevo material incendiario a las relaciones británico-rusas, que no se hallan precisamente en su mejor momento. Un chivo expiatorio Relajado, explayándose en anécdotas y al lado de su amigo Dimitri Kovtun, Lugovoi volvió a insistir en su inocencia. «¡Soy un chivo expiatorio!», dijo. «Los tengo. Litvinenko era un agente que se escapó del control del MI6 y fue asesinado. Si no por los servicios secretos, por elementos bajo su control y con su connivencia», contestó a la pregunta de si tenía datos precisos que confirmaran que el MI6 estaba involucrado en el asesinato del ex agente. Aseguró que el servicio del Reino Unido intentó incluso comprarle, algo que rechazó. De ahí que ahora los británicos intenten cargarle el asesinato. El empresario, que se definió como «un genuino oficial ruso», afirmó que tanto Litvinenko como Berezovsky habían sido reclutados por los servicios secretos británicos. Es más, aseguró que fue el propio fallecido espía quien le reveló que había sido reclutado y que más tarde, Berezovsky, tras entregar unos documentos del Consejo de Seguridad de Rusia, también comenzó a trabajar con la Inteligencia británica. Los ingleses «me propusieron reunir información comprometedora sobre el presidente (ruso, Vladimir) Putin y los miembros de su familia», reveló. «Me entregaron un teléfono móvil para comunicarme con Londres. Litvinenko incluso me dio un libro, del que debía extraer un código basado en números, párrafos y líneas, como se hace en las películas», apuntó. Con poco entusiasmo, intentó desvanecer la impresión de que estaba cumpliendo una misión de alto rango para comprometer y dejar en entredicho a Occidente. «No soy un ardiente seguidor de Putin, pero me enseñaron a defender y no a traicionar a mi patria». Ningún candidato a la presidencia a las elecciones rusas del próximo marzo podrá presentarse a sí mismo de forma más patriótica. Otras dos versiones Además del MI-6, Lugovoi declaró que baraja otras dos versiones del envenenamiento de Litvinenko. En la primera, inculpa a Berezovsky, al que definió como «un gran maestro de la intriga política», y recordó que Litvinenko se había ofrecido a vender material comprometedor sobre supuestas actividades ilegales del magnate en Londres. La última versión apunta a una venganza por la colaboración de Litvinenko con la policía española, de la que habría recibido dinero por ayudar en la captura del georgiano Zajar Kalashov, uno de los cabecillas de la «mafia rusa».