La papelera coloca a Argentina y Uruguay al borde de la ruptura

Agustín Bottinelli CORRESPONSAL | BUENOS AIRES

INTERNACIONAL

Manifestantes opuestos a su construcción vuelven a cortar la frontera Kirchner tilda de «intransigente» a Tabaré Vázquez, que eleva una queja ante Mercosur

23 nov 2006 . Actualizado a las 06:00 h.

El conflicto entre Argentina y Uruguay por la construcción de una fábrica de celulosa de la empresa finlandesa Botnia sobre el río Uruguay -frontera entre ambos países- alcanzó ayer su punto más crítico. Apenas el Banco Mundial concedió a Botnia un crédito para terminar la construcción de la planta, los vecinos de la ciudad argentina de Gualeguaychú, ubicada frente a la uruguaya de Fray Bentos, donde se construye la papelera, cortaron la carretera que comunica las dos naciones y prometieron hacer lo mismo con los otros dos puentes por tiempo indeterminado, impidiendo así toda comunicación terrestre. Por su parte, el presidente argentino, Néstor Kirchner, reaccionó con enojo y afirmó que «volvieron a ganar los intereses de la firma finlandesa. Aquí no ganó un país u otro, ganó Botnia». Kirchner sostuvo que la compañía «tiene capacidad de presión en el ámbito internacional» y que la votación en el Banco Mundial es fruto de esa presión. El presidente, además, acusó a su par uruguayo, Tabaré Vázquez, de mantener una actitud «intransigente» mientras el Gobierno argentino «busca todos los caminos posibles para que se respete el Tratado del Río Uruguay». Ayer a mediodía, el jefe de Gabinete de Kirchner, Alberto Fernández, acusó al Gobierno de Uruguay de «no querer dialogar» en el tema de las papeleras y advirtió que ese país también «pierde» con la instalación de las fábricas de celulosa. El funcionario aseguró que Argentina insistirá en plantear el espinoso tema «en todos los foros internacionales». «Gesto del Rey de España» Fernández elogió en ese sentido el «gesto del Rey de España», al intentar mediar en el conflicto, pero advirtió que «la intervención de un tercer país da exactamente lo mismo que la nuestra, porque encarar un proceso de diálogo con alguien que no quiere dialogar, es una tarea difícil, claramente difícil». «El diálogo supone ser capaces de revisar todo», recordó Fernández aludiendo a la negativa uruguaya de discutir la relocalización de la planta de Botnia. Para echar más leña al conflicto, la cancillería citó al embajador de Uruguay, Francisco Bustillo, para entregarle una carta con la respuesta argentina a una protesta formal presentada por el gobierno uruguayo ante el Mercosur por el bloqueo de los puentes. Y es que desde Montevideo, Tabaré Vázquez prefirió no contestar a Kirchner y limitarse a reclamar la mediación del Mercosur ante los continuos cortes de carreteras. Sí reaccionaron a las palabras del mandatario argentino algunos medios, como el periódico El País , el más prestigioso de Uruguay, que editorializó ayer: «La iracundia verbal del presidente Kirchner y el desprecio a las decisiones institucionales que rigen la convivencia de los países en el mundo provocan el más absoluto rechazo. Su arrogancia, su soberbia y la falacia que exhibe han llegado a límites vergonzosos. Kirchner es un caprichoso que sólo quiere hacer su voluntad».