Alerta policial en Francia ante el aniversario de la ola de violencia en los barrios

Esperanza Suárez CORRESPONSAL | PARÍS

INTERNACIONAL

FREDERICK FLORIN

23 oct 2006 . Actualizado a las 07:00 h.

Los servicios de información pronostican lo peor. Casi un año después de la ola de violencia que asoló los suburbios franceses, la mayoría de los factores que la provocaron «siguen presentes» y se percibe «una cierta actividad febril» entre los jóvenes. Desde mediados de mes, la tensión sube en los barrios y se suceden las agresiones. El diario Le Figaro publicó ayer un informe confidencial que deja constancia del «clima explosivo» que se vive, especialmente en la periferia parisina, donde el final del Ramadán y el inicio de 10 días de vacaciones escolares coinciden con el 27 de octubre, día en que dos adolescentes murieron electrocutados en Cliché-sous-Bois cuando huían de la policía y que dio pie a las violentas protestas del año pasado. Este año, las agresiones empezaron a reavivarse con ataques a agentes. En Corbeil, Les Mureaux y Epinay varias patrullas fueron acorraladas y atacadas con cócteles molotov. El pasado fin de semana, los policías que acudieron a investigar una explosión en Aulnay se encontraron con una trampa perfectamente preparada. No hubo heridos, y los agentes de refuerzo consiguieron detener a un joven de 17 años. El informe de los servicios de información subraya que en los últimos meses son los más jóvenes los que buscan el enfrentamiento directo. Entre la treintena de vándalos que el domingo incendiaron un autobús de línea en Grigny, la policía ha detenido a un adolescente de 13 años. Los conductores han dejado sin transporte público el barrio donde se cometió «el ataque deliberado», según el responsable de la policía local. Para reanudar el servicio de los 80 autobuses de la línea, sus conductores piden un «dispositivo de acompañamiento» que les garantice la seguridad. Interior ha dado instrucciones para que se adelante la recogida de basura y se retiren de la calle los coches abandonados. Y los servicios de información advierten que la creciente presencia de medios de comunicación en los barrios contribuye a «atizar las tensiones».