Indiferencia en la fronteriza Foz del Iguazú ante la llamada a las urnas

Arturo Lezcano ENVIADO ESP. | FOZ DO IGUAZÚ

INTERNACIONAL

A. L.

La ciudad situada en la Triple Frontera, entre Brasil, Paraguay y Argentina, vive más pendiente del negocio por la falta de controles aduaneros que de los comicios

27 sep 2006 . Actualizado a las 07:00 h.

Muy poca pasión despiertan las elecciones del domingo en la zona fronteriza más famosa de Brasil, cuyo núcleo es un puente bautizado como da amizade. Mide 600 metros. Salva el río Paraná y une la paraguaya Ciudad del Este con Foz del Iguazú, cabecera de la Triple Frontera en Brasil, que también comprende otro paso hacia la ciudad argentina de Puerto Iguazú. Hasta hace poco eran las célebres cataratas homónimas las protagonistas. Ahora, en cambio, el centro de atención es la frontera, que muchos describen como la puerta trasera de Brasil. De un lado, por el ingente tráfico de mercancías, lícito o no. Del otro, por los insistentes informes de Estados Unidos, que ven aquí un nido de células durmientes de Al Qaida y Hezbolá. Con tanta geopolítica se entiende que no se preocupen mucho por las elecciones. «Después del 11-S temimos que nos bombardeara EE.?UU. Ahora la cosa está tranquila, pero es porque los norteamericanos se están instalando en Paraguay», asegura Fernando Salcedo, empleado de banca. Como tanta gente en Iguazú, Salcedo sólo piensa en clave fronteriza al hablar de las elecciones: «Si lo reflexionara, no tendría a quién votar. Pero seguro que lo haré por Lula, más que nada porque fortalece el Mercosur y quiere una moneda única, y eso nos beneficia», opina. En Iguazú no hace falta calculadora para cambiar divisa. Todos saben lo que vale un real, en dólares, euros, pesos y guaraníes. Por unas monedas (de las que sean) cualquiera puede subir a un autobús urbano en Foz del Iguazú y bajar en Paraguay, y vuelta, sin que ni de un lado ni del otro pidan pasaporte. El hormigueo de motos, coches y cajas con piernas humanas para llegar al gran mercado libre que es Ciudad del Este es continuo. La pregunta es si cualquiera puede comprar todo lo que se le ofrece (perfume, artículos electrónicos, tabaco, ropa) y pasarlo sin el menor registro, ¿se podría hacer lo mismo con armas o droga? «Antes siempre se decía que aquí se conseguía todo, desde una imitación de Rolex a un Kalashnikov. Últimamente, en cambio, hay más seguridad de nuestro lado y eso se ha notado muchísimo», se queja Horácio Gusmão, comerciante del textil «en las dos orillas». Pero los números asustan. En los últimos tres años, cruzaron hacia Brasil 200 millones de cedés vírgenes. Lo que ocurre con negocios de mayor calado queda a merced de la imaginación. Y de la policía, que recientemente capturó aquí a traficantes de armas. Las sospechas sobre la presencia de islamistas son para unos una cortina de humo de EE.?UU. para instalarse en la zona, que alberga la mayor reserva de agua potable del mundo, el Acuífero Guaraní. Para otros, una consecuencia de que Foz sea la ciudad brasileña con mayor proporción de árabes (un 5%). «Siempre han estado integrados, desde hace décadas, pero es cierto que desde aquí se envía dinero a Siria y Líbano. Lo que no sé es para qué», dice Mario, conductor de autobús.