Carta y amenaza de Kirchner a Castro

Agustín Bottinelli CORRESP. | BUENOS AIRES

INTERNACIONAL

Crónica | Ecos del Mercosur

24 jul 2006 . Actualizado a las 07:00 h.

La visita de Fidel Castro a Argentina con motivo de la cumbre de presidentes del Mercosur no fue todo lo placentera que el líder cubano hubiera querido. Hubo un tema que lo irritó tanto que estuvo a punto de provocar un conflicto diplomático. El presidente argentino, Néstor Kirchner, había enviado a finales del 2004 una carta a Fidel Castro pidiéndole que permitiera a la médica Hilda Molina ir a visitar a su hijo y a sus nietos a Buenos Aires. Esa misiva jamás fue respondida por el cubano, lo que irritó a Kirchner, quien aprovechó esta visita para incidir en el asunto. La neurocirujana Hilda Molina fue un alto cargo político del régimen cubano e íntima amiga de Castro. Cayó en desgracia por razones que exceden de lo político. Desde entonces, se transformó en una opositora y no ha podido abandonar la isla. Su hijo, Roberto Quiñones, también médico, radicado en Argentina con su mujer y sus dos hijos, logró que el caso de su madre se convirtiera en una cuestión de Estado. Y tanto es así que, apenas llegada a Buenos Aires la semana pasada la delegación cubana, el canciller argentino, Jorge Taiana, intentó entregarle a su par cubano, Felipe Pérez Roque, una carta de apenas tres párrafos del presidente Kirchner para Castro. Pero la tarea no resultó sencilla, ya que éste tenía instrucciones de no aceptarla. El presidente argentino impartió entonces instrucciones muy precisas a su canciller con una nada velada amenaza: «Advertirle a Castro que si no me recibe la carta, yo hablaré de Hilda Molina delante de los presidentes del Mercosur y que no firmaré el convenio del bloque con Cuba». Ante una situación que se ha vuelto demasiado tensa, Castro aceptó recibir la misiva, en cuyo último párrafo Kirchner escribió: «Estimo que usted comprenderá, analizará y dará una pronta y positiva respuesta». Ahora, la cancillería argentina espera con algo de optimismo que en diez días haya una respuesta de La Habana. De todas formas, en la cumbre las relaciones entre Fidel Castro y el presidente Kirchner quedaron marcadas por la frialdad y su destino se adivina incierto.