Buteflika ingresa en un hospital galo, pese a sus críticas a los «colonialistas»

David Alvarado SERVICIO ESPECIAL | RABAT

INTERNACIONAL

20 abr 2006 . Actualizado a las 07:00 h.

«Confirmo que el presidente Bouteflika se encuentra en Francia con motivo de una revisión médica prevista desde hace algún tiempo», anunció en la mañana de ayer Jean-Baptiste Mattéi, portavoz del Ministerio de Exteriores galo. Minutos después, desde la sede de Presidencia en Argel, se hacía público un comunicado similar en el que se apuntaba que Abdelaziz Buteflika se había desplazado a París «para un control rutinario a consecuencia de su última hospitalización durante el mes de noviembre». A pesar del llamamiento a la calma sobre la salud del veterano político, de 68 años, los rumores sobre el grave estado de salud del presidente argelino comenzaron a circular ya bien temprano, en la mañana de ayer. Y es que, como se destaca en el comunicado argelino, Buteflika ingresó en la misma clínica de Val de Grâce, donde ahora se encuentra, para ser intervenido de urgencia de lo que los responsables médicos diagnosticaron como «desarreglos digestivos», y que identificaron después como una úlcera sangrante de estómago, siendo intervenido el 17 de diciembre. Se dijo también en aquel momento que el líder argelino había acudido a la clínica para realizar un «simple chequeo médico», pero, tras más de un mes de convalecencia y ante la falta de informaciones fiables sobre su situación, fue inevitable que algunos temieran por su maltrecho estado de salud, llegándose a barajar la posibilidad de que padeciera un cáncer estomacal. Resulta paradójico que la nueva convalecencia del presidente argelino coincida con unas declaraciones que reavivaron por enésima vez la polémica con Francia, al tachar de «genocidio identitario» el hecho colonial francés en Argelia. El presidente del ultraderechista Frente Nacional, Jean-Marie Le Pen, no ha desaprovechado la ocasión para mostrar su perplejidad porque «este señor venga a hacerse curar junto a los horribles colonialistas que dice que somos». Ninguna disposición constitucional prevé, en un sistema hiperpresidencialista como el argelino, una delegación de poderes con motivo de una enfermedad prolongada del jefe del Estado. Además, Bouteflika es visto desde muchos sectores del país como el garante de la estabilidad.