El caos y las avalanchas dejan cuatro muertos en las elecciones de Haití

Alexia Torres SERV. ESPECIAL | PUERTO PRÍNCIPE

INTERNACIONAL

La afluencia masiva a las urnas para elegir nuevo presidente desbordó todas las previsiones La situación se calmó cuando el Centro Electoral amplió el horario de votación

07 feb 2006 . Actualizado a las 06:00 h.

A las seis de la mañana, hora de apertura del colegio electoral de Turgeau, en Puerto Príncipe, los Joseph se colocaron en la fila, que ya ocupaba unos doscientos metros de calle. Entre la falta de costumbre, y que en el Caribe todo se mueve a menos velocidad, los centros de votación habilitados ayer para las elecciones presidenciales y legislativas en Haití -dos años después de la revuelta que echó del poder a Jean Bertrand Aristide- abrieron con hora y media de retraso, cuando ya alguna gente, enfadada, golpeaba las puertas. El matrimonio Joseph decidió ir a casa a comer algo para luego volver. «Ahora la gente está tranquila, pero más tarde, cuando pegue el sol, algunos se pondrán nerviosos», vaticinó la mujer, y no se equivocó. La tensión no tardó en llegar. Sobre las nueve de la mañana se anunciaba que dos hombres habían muerto, uno por asfixia y otro por infarto, a causa de las avalanchas humanas que se estaban registrando en los centros de votación de Puerto Príncipe y las cargas policiales sobre los votantes con el lanzamiento de gases lacrimógenos. En la localidad de Gros-Morne, un policía fue linchado después de matar de un disparo a una persona durante un altercado a las puertas de un centro de votación. En Cité Soleil, el barrio de la capital donde se refugian las bandas armadas, la indignación por el retraso de más de tres horas subía de tono, ya que se corrió el rumor de que todo era un boicot para que su favorito, René Preval, no pudiese ganar limpiamente las elecciones. Las sirenas de policía comenzaron a oírse por todas partes, mientras dos manifestaciones de gente con sus carnés en la mano exigían ejercer su derecho. La mayoría del personal de las embajadas extranjeras o de las oenegés que se atrevió a ir al trabajo ayer se marchó a casa. «Por lo que pueda pasar», exclamaba una diplomática mientras se alejaba apresurada. El caos parecía a punto de estallar, cuando el Consejo Electoral Provisional anunció a mediodía que se ampliaba el horario el tiempo que fuera necesario para que todos pudieran votar. La situación se calmó. «La gente está votando, lentamente, y todos estamos vigilando, en nuestros puestos», dijo a media tarde una observadora de la Unión Europea. Problemas logísticos Los problemas logísticos han retrasado por cuatro veces los comicios. Helicópteros y mulas de carga fueron los medios más efectivos para transportar las papeletas a los 800 centros de voto abiertos en el país, dado el precario estado de las carreteras, la mayoría sin asfaltar. Miles de policías y cascos azules velaron para que el pequeño país, de ocho millones de habitantes, pudiera designar libremente al sustituto del ex presidente Jean Bertrand Aristide, en el exilio desde febrero del 2004. El ex presidente René Preval, de 63 años, es el favorito para estas elecciones. Compañero de Aristide, se presenta ahora por un partido diferente al Lavalas, que llevó a los dos al poder en la década de los noventa. Si Preval no consigue la mitad más uno de los votos, habrá una segunda ronda entre los dos mejor clasificados, el próximo 19 de marzo. Los resultados se conocerán el viernes, «aunque seguro que ya hoy (por ayer) algunos saltaran a la calle diciendo que han ganado», resaltaba anoche, resignado, un periodista local.