«Más que globalizados, estamos globalcolonizados»

Félix Soria santiago

INTERNACIONAL

El líder social brasileño se entrevistó ayer con los portavoces de PSdeG, BNG y PP

09 nov 2005 . Actualizado a las 06:00 h.

Nadie conoce a Carlos Alberto Libanio Christo. Pero medio mundo lo conoce por Frei Betto, el fraile dominico brasileño que, entre otras cosas, ha sido el impulsor de Fame Zero y uno de los principales asesores de Lula da Silva, actual presidente de Brasil. En 1965, Frei Betto ingresó en la orden de los dominicos como hermano cooperador, pero ya antes había llevado hasta las últimas consecuencias su ideario y actitud radicalmente cristianos. En 1964 fue acusado de conspirar contra el régimen militar, y cinco años más tarde fue nuevamente detenido y procesado por ayudar a dirigentes políticos de la clandestinidad perseguidos por la dictadura. Mas el pensamiento y la acción de Frei Betto va más allá de lo político. Invitado por el Fondo Galego de Cooperación (FGC) y el Instituto Galego de Análise e Documentación Internacional (Igadi), el brasileño ha recalado esta semana en Galicia para conocer el país y ampliar la red de solidaridad contra la «globalcolonización», que es como él califica el sistema que pretende imponer el «imperio» (por Estados Unidos) en todo el planeta. -Se habla del modelo neoliberal o del anglosajón, de imperialismo y de globalización, pero yo creo que es más exacto hablar de globalcolonización. Mire usted, el 10% de la población humana, que habita básicamente en Europa occidental, Estados Unidos, Canadá y Australia, disfruta del 80% del producto interior bruto (PIB) mundial. O si lo prefiere, cuatro potentados estadounidenses -y cita a Bill Gates, Paul Allen (ambos de Microsoft), Warren Buffet (distribución de alimentos) y Larry Ellison (inmobiliarias)- poseen el equivalente al PIB producido por 600 millones de personas. Y estos no son datos ideológicos, sino que constan en informes de Naciones Unidas. -Cabría, pues, concluir que tal es el criterio o el punto de partida de la acción política de Lula, ¿no? -Básicamente, sí; pero el presidente debe ser pragmático, por lo que, sin renunciar a objetivos estratégicos, debe ofrecer resultados y, por lo tanto, mantener la relación adecuada con George Bush. Al fin y al cabo, Estados Unidos es el principal destino de nuestras exportaciones. -Tal como se ha evidenciado en la reciente cumbre interamericana celebrada en Mar del Plata. -La cordialidad entre Bush y Lula es una cosa, pero esa imagen no debería solapar lo más importante: el fracaso de la propuesta socioeconómica de Washington -en alusión a la implantación de la Alianza de Libre Comercio Americana, el ALCA-, al tiempo que ha sido reforzado el Mercosur (formado por Brasil, Argentina, Uruguay y Paraguay, más Chile y Venezuela como socios preferenciales), organización que, además, aspira a abrir un proceso de ampliación con los países firmantes del Pacto Andino. -Sin caer en el optimismo, ¿es posible barruntar que a medio plazo existirá una especie de Unión Europea latinoamericana? -Sí. Pero aparte de ese proceso, es fundamental reforzar la coordinación de los movimientos sociales y, al tiempo, promover que el poder económico resida básicamente en la sociedad civil.