El huracán Beta tocó tierra ayer en la costa del Caribe sur nicaragüense sin cobrarse vidas y se prevé que se debilite mientras atraviesa el país descargando fuertes lluvias antes de convertirse en tormenta tropical. Los vientos del Beta , que penetró en territorio nicaragüense con categoría 2 en la escala de Saffir-Simpson (de 5 grados), azotaron árboles y palmeras y las humildes casas de madera de la agreste selva caribeña, acostumbrada a recibir torrenciales lluvias durante nueve de los doce meses del año. Hasta el momento, el huracán sólo ha ocasionado daños materiales no cuantificables todavía, según informó el presidente de Nicaragua, Enrique Bolaños, quien ha pedido que se lleve lo antes posible ayuda a todos los afectados. El gobernante se mostró optimista porque el «impredecible» huracán golpeó una zona de Nicaragua que no está muy poblada. El Beta tocó tierra con categoría 2 en Karawala y Sandy Bay, en el Caribe sur, a las 4.30 hora local (11.30 en España) con vientos sostenidos de 175 kilómetros por hora y después se debilitó a categoría 1. «Hay seis comunidades de Karawala, donde viven unas 3.000 personas, en las que el huracán ha arrancado los techos de sus casas y otras las ha derribado por completo», explicó el jefe del Ejército, el general Omar Halleslevens. El Beta se movía ayer por las montañas del centro de Nicaragua en dirección suroeste y se pronostica su conversión en tormenta tropical en las próximas horas. Probablemente se disipará como sistema ciclónico hoy antes de llegar al océano Pacífico, según el Centro de Huracanes con sede en Miami. Los pronósticos iniciales llevaron a evacuar a 10.000 personas en Puerto Cabezas y alrededores, pero al final el Beta cambió su trayectoria y se dirigió hacia comunidades del Caribe Sur, habitado por unas 156.000 personas. El ministro de Defensa, Avil Ramírez, dijo ayer desde Puerto Cabezas que en esa ciudad todo ha vuelto a la normalidad.