El foro de Rabat se impone llevar la democracia a los musulmanes y solucionar el conflicto palestino

Paco Soto RABAT

INTERNACIONAL

11 dic 2004 . Actualizado a las 06:00 h.

La primera reunión del Foro del Porvenir, impulsado por Washington y que ha hecho coincidir en Rabat a los ministros de Asuntos Exteriores y de Finanzas del G-8 -Estados Unidos, el Reino Unido, Alemania, Francia, Japón, Italia, Canadá y Rusia- y de una veintena de países árabes, finalizó con la aprobación de una resolución que contempla una serie de medidas económicas y financieras a favor del desarrollo empresarial, social, educativo y cultural de los países de África del Norte y del área denominada por Washington el Gran Medio Oriente, así como «el diálogo» entre Occidente y el mundo musulmán. Los cambios La resolución recogió también una declaración de buenas intenciones en materia de democratización, derechos humanos, igualdad entre sexos y ciudadanos e impulso del Estado de derecho en la región. Asimismo, instó al «Gobierno iraquí provisional a seguir con el proceso político y a celebrar elecciones antes de febrero del 2005». En la misma línea, el Foro se comprometió a contribuir a la resolución del conflicto palestino-israelí como condición para conseguir la paz, la democracia y la prosperidad en Oriente Medio y en los demás países árabes. La cumbre ministerial fue calificada por el secretario de Estado norteamericano saliente, Colin Powell, de «manifestación histórica y coronada de éxitos». Powell, quien presidió la reunión junto con el titular de Exteriores marroquí, Mohamed Benaïssa, aseguró que Estados Unidos no quiere imponer las reformas, «que tienen que venir del interior», pero destacó que los cambios «no pueden esperar». Por su parte, Benaïssa defendió el «derecho soberano de cada país a impulsar los cambios». La segunda edición del Foro del Porvenir será organizada en el 2005 en Bahrein. La iniciativa de Estados Unidos ha despertado reservas entre algunos países del G-8, como Francia y Alemania, y de representantes del mundo árabe y musulmán, que dudan de la viabilidad de los planes norteamericanos y ponen el acento en la necesidad de que las reformas socioeconómicas y políticas no sean impuestas por Occidente. Así, Irán decidió a última hora no asistir a la cumbre de Rabat, mientras Líbano envió dos altos funcionarios y no a los titulares de Exteriores y Finanzas. El ministro francés Michel Barnier expresó las reservas de París a institucionalizar el Foro, porque consideró que «ya existen otros instrumentos para impulsar reformas democráticas, sociales y económicas en la región».