La crisis de los rehenes crispa las relaciones entre Francia e Irak

Fernando Iturribarría PARÍS

INTERNACIONAL

JACK GUEZ

El primer ministro iraquí suspende su visita a París, que espera la liberación de los periodistas Los secuestradores del Ejército Islámico desmienten haber delegado en otro grupo la negociación

03 sep 2004 . Actualizado a las 07:00 h.

Tras haber pecado por un precipitado optimismo la víspera, las autoridades francesas mantuvieron ayer una prudente esperanza en una pronta liberación de los periodistas Christian Chesnot y Georges Malbrunot, secuestrados desde hace dos semanas en Irak. La tensa espera se vio agitada, una jornada más, por rumores inverificables. El clima en París es de «prudencia, pero de confianza», en palabras de Jean Pierre Raffarin. El primer ministro francés se limitó a añadir que «tenemos informaciones positivas, pero hay etapas que salvar». Lo único que parece claro es que los rehenes se encuentran vivos. Esta impresión, certificada desde Ammán (Jordania) por el ministro de Exteriores francés, Michel Barnier, fue corroborada en Bagdad por el jeque Abdel Salam al Kobeissi, del Comité de Ulemas. Los rehenes están «fuera de peligro y su liberación es cuestión de tiempo», dijo el representante de la más alta autoridad de los suníes iraquíes. Poco después, un comunicado atribuido al Ejército Islámico en Irak, el grupo suní secuestrador, rebajaba las expectativas de un inminente feliz desenlace. El texto, difundido por Internet y no autentificado por los expertos, decía que «el comité jurídico» del grupo iba a anunciar «próximamente su decisión». Desmentido En un desmentido a declaraciones oficiales de París, los secuestradores aseguraban que «no hemos delegado a ningún grupo de personas negociar o discutir en nuestro nombre». Esta precisión se dirigía también al Comité de Ulemas y de ciertos grupos salafistas, corriente radical suní, que se han arrogado el papel de mediadores. La versión más arraigada en París atribuye el retraso de la liberación a dificultades en las modalidades técnicas de su puesta en práctica. La garantía de la seguridad de los rehenes y la viabilidad de la entrega a las autoridades francesas en una zona de combates es la cuestión más peliaguda de resolver. Los medios gubernamentales franceses no disimulaban su temor a intervenciones eventuales de otros grupos, incluidas las fuerzas estadounidenses desplegadas en el avispero suní. En el plano diplomático, la crisis ha crispado las relaciones entre París y Bagdad y provocado la anulación de la visita que debía realizar a partir del domingo a Francia el presidente de Irak, Gazi Al Yauar, y que fue presentada como una decisión de mutuo acuerdo. Pero en ella han pesado las recientes declaraciones del primer ministro iraquí, Iyad Alaui, que acusó a Francia de pasividad frente al terrorismo y dijo que «los que no combaten a nuestro lado pronto tendrán terroristas en casa». Estas palabras fueron consideradas inaceptables por el Gobierno francés. Alaui acusa a Francia de no participar en la caída de Sadam. Según algunos medios de Bagdad, el Gobierno iraquí fue problamente el colectivo que menos ayudó a los diplomáticos galos para lograr la liberación de los periodistas.