Los jueces del Tribunal Penal Internacional para la antigua Yugoslavia (TPIY) aplazaron ayer, tras diez minutos de deliberación, la decisión sobre si imponer un abogado defensor a Slobodan Milosevic, cuya mala salud ha causado constantes retrasos en el juicio. Al entrever la posibilidad de que se le asigne un abogado, Milosevic reaccionó consternado y solicitó que su salud sea revisada por otro médico independiente «de Rusia o de Grecia, por ejemplo». El ex líder yugoslavo adujo: «Durante tres años, el mismo equipo de médicos me ha considerado capaz y en buena condición y ahora un médico independiente de Bélgica, la sede de la OTAN, lo pone en duda». Al preguntarle los jueces el porqué de una solicitud tan tardía de otra opinión médica, Milosevic contestó: «Hasta ahora, cuando escuché los argumentos de la otra parte, nunca se me había pasado por la cabeza que se me podría imponer un letrado». Para la fiscalía, el argumento principal que apoya esa asignación es que la salud de Milosevic no le permite seguir llevando a cabo su propia defensa, y que para evitar nuevos retrasos en el juicio es necesario atribuirle un abogado que lo represente.