Bush recuerda que EE.UU. sigue en guerra en el día que honra a sus caídos

La Voz

INTERNACIONAL

CHRIS HELGREN

El Pentágono amenaza con usar cualquiera de sus armas contra la resistencia iraquí Un atentado deja cuatro muertos en Basora, mientras Bremer viaja a Washington

11 nov 2003 . Actualizado a las 06:00 h.

En el día que los estadounidenses honran a sus caídos en todos los conflictos bélicos, el presidente George W. Bush recordó en el cementerio de Arlington que el país sigue «en guerra». En Bagdad, el comandante en jefe de las tropas estadounidenses, el teniente general Ricardo Sánchez, advirtió que está listo para emplear cualquier armamento de su arsenal contra la resistencia, mientras los atentados de ayer dejaron al menos cuatro muertos y diez heridos. «El mensaje más importante es que nos vamos a poner bastante duros. Desde luego que no vacilaremos en derrotar al enemigo», dijo Sánchez. El comandante anunció que unas veinte personas han sido detenidas sospechosas de tener vínculos con Al Qaida, la red de Osama Bin Laden, pero sin que se haya logrado prueba de ello. En Basora, la explosión de bomba cerca de una comisaría provocó una carnicería, con restos humanos esparcidos por toda una calle. Un hombre que colocaba el artefacto murió junto con otros tres iraquíes, según las fuerzas británicas que vigilan la ciudad. Anoche tres cohetes cayeron en el cuartel general de la coalición en la capital sin causar heridos. Sorpresivamente, el gobernador estadounidense en Irak, Paul Bremer, salió de Bagdad hacia Washington, cancelando una reunión con el primer ministro polaco Leszek Miller. El inesperado viaje pone de relieve las dudas acerca del plan de EE.UU. para la posguerra. El emplazamiento de cientos de miles de soldados en ultramar ha dejado a Estados Unidos con tropas insuficientes para cubrir los desfiles militares en el Día de los Veteranos. Muchas comunidades se han visto obligadas a recurrir incluso a los boy scouts. Para defender del costo en vidas de la ocupación de Irak, Bush tiró de nuevo del 11-S y de la promesa de que serán los propios iraquíes «quienes rechazarán el regreso de la tiranía». La prensa reprochó a Bush su aparente falta de compasión por los soldados muertos en Irak (388 desde de marzo), al no participar en ninguna ceremonia en su honor.