Escasa participación en las elecciones de Argelia y boicot mayoritario en la Cabilia

JORGE ALBARRACÍN ARGEL. ENVIADO ESPECIAL

INTERNACIONAL

ZOHRA BENSEMRA / REUTERS

La sensación generalizada de que las cosas no van a cambiar provoca que los ciudadanos no acudan a las urnas La escasa participación y el poco interés de la ciudadanía fue la nota dominante que marcó ayer la jornada electoral en Argelia, en la que 18 millones de ciudadanos estaban llamados a acudir a las urnas para renovar la Asamblea Popular Nacional (APN) y elegir a los 389 diputados que tendrán que legislar y dirigir la vida parlamentaria del país hasta el año 2007. La presencia policial fue omnipresente en los lugares estratégicos de Argel y del conjunto de las grandes capitales del país y el ambiente que se palpaba en la calle no era el de una jornada electoral normal, sino el de un país que vive inmerso en la violencia política.

30 may 2002 . Actualizado a las 07:00 h.

Los más de 10.000 candidatos, que representaban a 23 partidos y 123 listas independientes no consiguieron convencer a millones de argelinos, que optaron por quedarse en casa, mientras que la región bereber de la Cabilia rechazó en su inmensa mayoría la cita electoral y se mantiene en pie de guerra contra el poder. Los cantos de sirena de Abdelaziz Buteflika y de los dirigentes y candidatos de los principales partidos gobernantes, como los conservadores del Frente de Liberación Nacional (FLN), la Agrupación Nacional Democrática (RND) y los islamistas del Movimiento Social por la paz (MSP) no convencieron a muchos ciudadanos argelinos, cansados ya de tanta pobreza y paro, tanta corrupción y engaño, tanta sangre y represión como vienen soportando. Boicot electoral Los ciudadanos más politizados y radicalizados, sobre todo en la zona de la Cabilia, siguieron las llamadas al boicot electoral de partidos como el Frente de Fuerzas Socialistas (FFS) y la Agrupación para la Cultura y la Democracia (RCD) y de los colectivos ciudadanos. «¿Votar para qué? ¿De qué va a servir?», contesta el joven Djamel D., de 30 años, trabajador en un lujoso hotel del centro de Argel y vecino del popular y degradado barrio de Bab el Oued, cuando este periodista le pregunta si piensa acudir a las urnas. Djamel D. lo tiene claro: «No pienso votar, porque las urnas no van a solucionar los problemas de este país». Mohamed, taxista originario de Bejaïa ¿capital de la Pequeña Cabilia¿ también rechaza el voto, porque para este bereber de 60 años «nada va a cambiar, gane quien gane las elecciones. Los argelinos seguiremos viviendo en la pobreza, seguiremos sin servicios públicos adecuados y los ricos se harán aún más ricos». Para Tarik, un joven de 19 años militante del movimiento Agrupación-Acción-Juventud, «estas elecciones son un engaño al pueblo, porque se llevan a cabo sin las garantías democráticas mínimas».