El ex-presidente yugoslavo, Slobodan Milosevic, interrogó ayer durante casi cuatro horas y después de que el lunes lo hiciese la acusación, al primer testigo de los fiscales, el político independiente albanokosovar Mahmud Bakali, diputado en Kosovo. Las preguntas formuladas de manera agresiva pusieron al declarante entre la espada y la pared, pues Milosevic enfatizó todas las contradicciones en que incurrió. Con profesionalidad de letrado, Milosevic recordó constantemente al testigo, que contestó en albanés pese a saber serbio, que estaba «bajo solemne juramento» y que debía limitarse a contestar «sí o no». Primero Milosevic puso en tela de juicio el régimen de «apartheid» en que, según Bakali, estaban los albaneses de Kosovo. Le preguntó si los albaneses o los húngaros podrían usar su lengua en las escuelas. El testigo dijo que sí, pero que el Gobierno de Serbia no permitía a los albaneses de Kosovo «elaborar su propio curriculum». «¿Considera que hay una filosofía o matemáticas especiales para albaneses?», replicó con ironía. El testigo defendió que los cambios en la Constitución de Serbia abolieron la autonomía de Kosovo, pero Milosevic contraatacó acusándolo de mantener relaciones con el ELK (Ejército de Liberación Albanokosovar). «Ayer (por lunes) dijo que no tenía nada que ver con el KLA (ELK), pero Aramus Haradinaji es el jefe político del KLA y usted era su consejero», expresó. La vista estuvo impregnada de cuestiones similares: ¿Hubo muchos crímenes cometidos por la OTAN sobre albaneses? ¿Qué sabe del tráfico de armas? ¿Estaba el KLA desarmado cuando llegaron las tropas de la KFOR? ... ), dando una pequeña victoria a Milosevic, quien hasta se permitió decir al juez Richard May: «Si el testigo contestase con sí o no, esto iría rápido pero yo no estoy en disposición de controlarlo y usted sí».