El ex-presidente yugoslavo Slobodan Milosevic regresó el viernes a la prisión central de Belgrado, tras haber pasado poco más de 36 horas en el hospital militar debido a problemas cardiacos, declaró uno de sus abogados, Miroslav Vasic. Según el parte de los médicos que atendieron al ex-dictador, Milosevic requiere un tratamiento por hipertensión, pero puede recibirlo en la enfermería de la prisión. La enfermedad del antiguo presidente yugoslavo ha dado un nuevo argumento a sus partidarios para salir en su defensa. Unos dos mil simpatizantes de Milosevic pidieron ayer en Belgrado que se permita al ex-presidente permanecer en libertad durante el proceso que le juzga por abuso de poder y malversación de fondos. Al término de la manifestación, los defensores de Milosevic se dirigieron al Palacio de Justicia de Belgrado para entregar una petición en la que se solicita la libertad del detenido. «Hemos recogido 80.000 firmas en toda Serbia para pedir que se le devuelva al hospital y se le conceda la posibilidad de que se defienda en libertad durante el proceso de instrucción», dijo un alto funcionario del Partido Socialista Serbio (SPS) de Milosevic. Declaración de Djindjic En una charla con senadores estadounidenses, el propio primer ministro serbio, Zoran Djindjic, admitió el jueves la posibilidad de que se suspenda la prisión preventiva de Milosevic y se le permita colaborar en el proceso de instrucción en régimen de libertad.