Solana amenaza con medidas de la UE si sigue el acoso albanokosovar a los serbios

J. F. ELORRIAGA / C. URTIC. Efe BELGRADO / PRISTINA

INTERNACIONAL

BORIS GRADANOSKI / AP

KOSOVO, UN AÑO DESPUÉS DE LA GUERRA Hoy se cumple un año del fin de los bombardeos de la OTAN contra Yugoslavia, celebrados por los albaneses de Kosovo como liberadores, pero que movieron a la mayoría de los serbios de esa provincia al exilio ante una ola de revanchismo. Ayer estuvo en Pristina Javier Solana, el hombre que ordenó los ataques aéreos cuando era secretario general de la Alianza para aliviar a los separatistas de una cruel ofensiva centralista serbia. Esta vez, Solana llegó como jefe de Política Exterior y Seguridad de la Unión Europea (Pesc) y su mensaje fue el de amenazar a los albaneses con serias medidas si siguen acosando a los serbios, gitanos y musulmanes eslavos, de los que más de 200.000 se han ido ante una ola de asesinatos y secuestros.

08 jun 2000 . Actualizado a las 07:00 h.

A las 19.35 horas del 9 de junio de 1999 la OTAN disparaba por última vez cinco misiles aire-tierra contra el cuartel yugoslavo de Urosevac, en Kosovo, cerca de donde hoy se ha establecido la base estadounidense de Bondsteel. Esa noche, el Ejército yugoslavo firmaba en Kumanovo (Macedonia) con generales de la OTAN lo que de hecho era una rendición y la propaganda oficial serbia cacareó como victoria.
Acuerdo de Kumanovo
En el acuerdo de Kumanovo, Kosovo pasaba a manos de la Misión de la ONU para la Administración Interina (Unmik), sustentada por la fuerza multinacional de paz (Kfor).
Aunque la provinicia sigue siendo jurídicamente parte de Serbia, pocas esperanzas tiene Belgrado de recuperar el mando sobre esa zona mientras siga en el poder Milosevic.
El ministro francés de Exteriores, Hubert Védrine, explicó hace unos meses que el alejamiento de Kosovo y el apoyo a las corrientes nacionalistas de la república yugoslava de Montenegro son bazas que se utilizarán contra Serbia mientras Milosevic siga en el poder. La gran pregunta es cómo echar del poder a Slobodan Milosevic si, un año después, parece más fuerte que antes.
Desde el fin de la guerra, han regresado a Kosovo 700.000 albaneses, pero se han ido unos 250.000 serbios, gitanos, turcos y musulmanes eslavos, con lo que la provincia está ya casi étnicamente limpia. El señor Pesc aseguró que el ejercicio incontrolado del odio contra todo lo serbio se ha acabado, y exigió a los líderes albaneses condenar el terror. «Si los asesinatos de serbios tratan de lanzar un mensaje de que no hay sitio para ellos en Kosovo, hay que desbaratar esa intención lo antes posible», insistió.
Asimismo pidió a los serbiokosovares que vuelvan a participar en el gobierno provisional establecido por la ONU, durante una visita a la conflictiva ciudad de Kosovska Mitrovica. Los representantes serbios abandonaron ese órgano hartos de la última ola de ataques albaneses que, en dos semanas, han causado ocho muertos y quince heridos.
El enviado de la UE se ha sumado en su seria advertencia al secretario general de la OTAN, George Robertson, que la semana pasada dijo a los albaneses que la paciencia de la comunidad internacional tiene límites y que no tolerará una «campaña de limpieza étnica», esta vez contra los serbios.
Coincidiendo con la visita de Solana a Pristina, la Kfor desactivó ayer por la mañana un coche-bomba situado frente al cuartel general de la Policía de la ONU. El artefacto contenía un kilo de explosivo plástico que hubiera sido mortal para cualquier persona que se encontrase a un radio de entre diez y quince metros.
El incidente es el primero de estas características en Pristina, según la Kfor.