Irene Villa, tras su embarazo ectópico: «No descarto adoptar una niña»

C. A. REDACCIÓN / LA VOZ

INFORMACIÓN

Europa Press

Acaba de sufrir su último revés en la vida, un golpe inesperado que ha terminado con sus aspiraciones de ser madre de nuevo de forma biológica. Pese a todo, mantiene la sonrisa

03 dic 2017 . Actualizado a las 22:20 h.

Irene Villa reaparecía este sábado en Sábado Deluxe para hablar del último revés que ha sufrido en la vida. Hace poco más de una semana se enteraba que estaba embarazada por cuarta vez (tiene tres hijos nacidos de su matrimonio Juan Pablo Lauro en el 2012, el 2015 y el 2016). Pero su ilusión por ser madre de una niña, se truncaba al poco de saber que estaba embarazada: tenía un embarazo ectópico. «Después de saber que tenía que entrar a quirófano, tenía que volar para dar una conferencia. Aunque el médico me dijo que no debía, lo hice. Recé mucho durante el vuelo» explicando que «no entendía por qué no paraba de llorar, si tengo unos hijos maravillosos». Aunque podría haberse tomado esta terrible pérdida como un palo tremendo, Irene Villa ha sabido encontrar el optimismo en este duro momento. «La vida la puedes ver como una lucha que nunca trae recompensa o como un regalo maravilloso, una oportunidad de crecer, de ser feliz» y añadía: «todo pasa por algo. Es lo bueno de ser una persona optimista». Y daba la noticia de que no descartaba tener una hija por otras vías: «Quizás en unos años la niña llegue por otras vías. En un futuro no descarto adoptar». 

Era la propia Irene Villa la que informaba a través de las redes sociales de su estado hace poco más de una semana. «La vida ciertamente es una montaña rusa. Ayer felicidad y éxitos en un evento europeo a favor del deporte inclusivo y hoy aquí, en la cama de un hospital a punto de extirparme las dos trompas de falopio. Sí, también ayer, día que jamás olvidaremos, nos enteramos de que estábamos embarazados. Siempre tuve la esperanza de tener una hija y quién sabe si mi deseo estuvo a punto de cumplirse... pero esta vez ha sido un embarazo ectópico y es peligroso así que, bueno, con lágrimas en los ojos y toda la emocionalidad de este momento, hoy @juanpablolauro y yo ponemos fin a la posibilidad de ampliar familia, al menos de forma biológica», así anunciaba el pasado 23 de noviembre que tras un embarazo ectópico le habían tenido que extirpar las dos trompas de falopio.

Su marido colgaba horas después una foto de ambos para informar que todo había salido bien e Irene Villa ya se recuperaba en la habitación.

Unos días después Irene Villa publicaba en Instagram otra reflexión para dar las gracias por los apoyos en estos duros momentos. «Momentos de mi conferencia en #Bruselas el mismo día que supimos de nuestro cuarto embarazo 'inviable'. Entre los miles de mensajes preciosos y llenos de fuerza y esperanza rescato este: 'Viniste a Bruselas a pesar de que ese día te dijeron que tenían que operarte de urgencia. Encantaste a todos con tu maravillosa presentación en un inglés estupendo. Provocaste lágrimas, sonrisas y risas de esperanza y admiración. Qué increíble profesional y mujer' Millones de gracias pero eso era lo que tocaba... no es la primera vez que me toca motivar a los demás en uno de esos momentos menos buenos... Cuántos de vosotros también habréis tenido que fingir alguna vez que todo está perfectamente!!!», escribía.

Irene Villa, un ejemplo de superación

Su vida entera es una oda al optimismo, a la alegría, al ánimo, a la esperanza, pero también al perdón. Porque la niña que protagonizó los telediarios de aquel fatídico 17 de octubre de 1991 al convertirse en una de las víctimas de la barbarie de ETA, se ha convertido en una mujer que ha conseguido todo lo que se ha propuesto en la vida. Es deportista paralímpica, periodista, escritora y madre. Y todo con una sonrisa. Su vida podría haberse truncado el día en el que dos etarras pusieron una bomba bajo el coche de su madre, María Jesús González, que era funcionaria de la Dirección General de Policía y que les dejó gravísimas heridas. Su madre perdió una pierna y un brazo, e Irene Villa las dos piernas y tres dedos de una mano. La foto de la adolescente tendida en la cama días después de la brutal explosión forma parte de la memoria colectiva de media España.

D MONDELO

«Mamá, hazte a la idea: es como si hubiera nacido sin piernas», confiesa que le dijo a su madre poco después de sufrir el atentado terrorista. «Teníamos dos opciones, encerrarnos en el sufrimiento y el odio, o mirar hacia delante y pensar que nuestra vida empezaba ahora, y decidí que iba a ser una niña que aprendió a vivir sin piernas», explicaba en el año 2011 en A Coruña Irene Villa, cuando dio una conferencia ante cientos de jóvenes en el congreo de Lo que verdad importa. Allí recordó que a los doce años tuvo que recomponerse y aparcar para siempre las ilusiones de una niña que aún no acaba de aprender del todo a soñar, como era ser modelo o jugadora de baloncesto. Y rememoró lo que había ocurrido poco antes de sufrir el atentado terrorista: «Mi madre, mi hermana y yo estábamos desayunando esa mañana y escuchamos por la radio que había habido un coche bomba, y mi hermana se asustó y dijo que no quería ir al instituto. A mí me transmitió ese miedo, y le pregunté a mi madre si nos podía pasar a nosotras, y ella me dijo que no, que nosotras no éramos nadie. Lo siguiente que recuerdo es despertarme en el hospital».

Tras el trauma que supuso que a su madre y a ella las llevasen a hospitales distintos, con el inconveniente de una época en la que aún no había ni móviles ni la tecnología actual que no les permitía hablar o verse. Una cadena de televisión fue la primera que hizo posible que se viesen la una a la otra. Hace unos años las dos lo recordaban junto a la periodista que lo logró, Nieves Herrero, con motivo del 25 aniversario de Antena 3.

 

Pero si hay algo que Irene Villa confesaba que no había podido olvidar es la imagen de cuando llegó a su casa tras salir del hospital. «Tras salir del hospital, donde me tenían entre algodones, me fui a mi casa y me vi en el espejo de mi habitación. Para mí fue un shock ver tu cuerpo por la mitad. No podré olvidar nunca esa imagen, pero esta soy yo, y por mucho que quiera no me van a cambiar», aseguraba.

ANGEL MILLAN

Irene Villa supo plantarle cara a la vida y mirar hacia el futuro. Se licenció en Periodismo, Humanidades y Psicología y ha escrito varios libros: Saber que se puede, Nunca es tarde, princesa, El libroabrazo y Como el sol para las flores. Y no solo se ha dedicado a estudiar, también es esquiradora alpina paralímpica, y ha ganado varios campeonatos. El deporte fue así una forma de demostrar que no había impedimentos para lograr lo que se proponía. 

XOAN A. SOLER

En el año 2005 se sometió a lo que ella mismo denonima «la operación que le cambió la vida». Cuando se mudó a Londres para practicar inglés se cruzó en su camino Eugenio, que le explicó que en Suecia realizaban una operación denominada osteointegración. Consiste en incrustar un tornillo de titanio en el fémur al que poder anclar las prótesis, lo que mejora sustanciablemente la calidad de vida de la persona que las lleva. Y ahí fue. «Gracias a él puedo levantar la pierna hasta donde me dé la gana», confesaba Irene Villa, que se despedía de esta conferencia, otra de las facetas a las que se dedica, recordando la importancia en su vida que ha tenido la resilencia: «La capacidad de mantenerse inquebrantable ante las desgracias. Está en nuestra mano la tenacidad y el no rendirse».

CESAR QUIAN