Rosa López no notó nada tras esa inyección, pero tras dos actuaciones, se rompió. «Durante la sexta canción no es que no pudiera cantar, es que me asfixiaba», explicaba. Pero el drama no terminó allí. Tras sus problemas en las cuerdas vocales, nadie quería operarla para que pudiese retomar su carrera. «Nadie quiso operarme entonces. Solo mi expareja, que era médico se atrevió» y finalmente lo hizo su expareja, el médico Pablo Muñoz Cariñanos. «Había muchos intereses creados a su alrededor, movía mucho dinero. Era complicado todo. Venía de muchos médicos. Recuerdo uno que le recetaba pastillas para la depresión, decía que estaba con crisis de ansiedad. Yo sabía lo que tenía desde que la vi la primera vez y sabía que la solución al final por cómo evolucionaba iba a acabar en una cirugía», declaró.
Allí también recordó que en varias ocasiones se planteó dejar la música. «Te mentiría si te dijera que no he pensado en tirar la toalla. No estaba preparada para continuar. No disfrutaba con lo que se suponía que me hacía feliz», confesó. «Mi padre ha luchado tanto por mí que no me perdonaba pensar en abandonar», recordó.