BKS Iyengar: El hombre que se propuso cerrar las farmacias con el yoga

La Voz

INFORMACIÓN

Después de conseguir sobrevivir a la tuberculosis gracias a la práctica de ásana, este maestro del yoga decidió trasladar sus conocimientos a la estresante sociedad occidental

15 dic 2015 . Actualizado a las 02:42 h.

BKS Iyengar se sobrepuso a la miseria y a la enfermedad de su tierra natal India. Y no lo consiguió solo. La ayuda del yoga le permitió sobrevivir a algunas de las más mortíferas enfermedades. Malaria, tuberculosis, fiebre tifoidea y malnutrición se instalaron en el cuerpo de BKS Iyengar en sus primeros años de vida, dejándole débil y enfermo. 

Sin embargo, a BKS Iyengar el yoga le salvó la vida. Nació débil, enfermo. Su infancia no fue fácil y su país, una India pobre, caldo de cultivo de infecciones y enfermedades, no puso nada de su parte. La malaria, la tuberculosis y la fiebre tifoidea se ensañaron con su débil organismo cuando solo era un niño, desnutrido y huérfano. La disciplina espiritual que le convirtió en toda una institución fue su única salida. 

BKS Iyengar nunca tuvo grandes aspiraciones. Lo único que se propuso fue mostrar a la humanidad los beneficios de una práctica que consiguió sacarle de las penurias más absolutas. Nacido en una familia sin recursos, BKS Iyengar vivió una infancia realmente difícil. Sus primeros años transcurrieron en Bellur, un pequeño pueblo continuamente amenazado por una agresiva epidemia de gripe. Su llegada al mundo fue terrible. Y los siguientes años no mejoraron.  

Con tan solo 15 años, BKS Iyengar se trasladó a vivir con su cuñado, el maestro Sri Tirumalai Krishnamacharya, del que comenzó a aprender la práctica de ásana (cada una de las diferentes posturas que se realizan cuando se practica yoga y que tienen como objetivo actuar sobre el cuerpo y la mente), consiguiendo sobreponerse de forma sorprendente a todos sus problemas y ver mejorada su salud. «Con 14 años enfermé de tuberculosis. No había medicinas para curarla y mi hermana me propuso que hiciera unos asanas con el que luego fue mi gurú. Subsistía casi exclusivamente del agua del grifo y de la práctica del yoga. Al cabo de cinco años me había curado completamente», aseguraba BKS Iyengar en una entrevista a Muy Interesante en la que, plenamente convencido de los beneficios de su estilo de vida, pregonaba que si todo el mundo practicara yoga, las farmacias tendrían que cerrar. De hecho, BKS Iyengar podía sobrevivir con el estómago vacío, pero no sin su práctica diaria. El gurú del yoga se pasaba largas horas prácticando cada ásana hasta llegar a comprender todas las técnicas y efectos de cada una de las posturas.

La mujer de BKS Iyengar también comprendió la importancia que el yoga tenía en la vida de su marido. Después de que los hermanos de BKS Iyengar concertaran un matrimonio con Ramamani, una joven de 16 años que hasta que llegó a la vida de BKS Iyengar desconocía por completo los beneficios de la práctica de ásanas, la nueva compañera de vida del gurú del yoha decidió seguir a su maestro en todas las decisiones espirituales que tomara en su vida. Ramamani se convirtió en la fuerza que muchas veces le faltaba a su marido y nunca interfirió en su estilo de vida ni en sus prácticas. BKS Iyengar contó con todo el apoyo y su mujer decidió cuidar ella sola de la familia numerosa que ambos habían creado. Mientras BKS Iyengar continuaba el camino que en su temprana edad había escogido, Ramamani cuidaba de sus seis hijos.

BKS Iyengar se ctambién comprendió la 

Tampoco andaba muy desencaminado. Porque a pesar de sus complicados inicios, BKS Iyengar consiguió imponerse a toda enfermedad, disfrutando de una vida llena de salud y longevidad. Murió a los 95 años, con el reconocimiento de publicaciones como Time, que en el 2004 lo señaló como uno de los hombres más influyentes del mundo. 

Las enseñanzas de BKS Iyengar han conseguido sobrevivirle y hoy en día decenas de escuelas esparcidas por todo el mundo practican su método. Gracias a sus enseñanzas, un sinfín de personas han decidido incorporar la popular postura del loto a sus hábitos diarios, con el único objetivo de buscar su bienestar físico y espiritual. Las escuelas con su nombre se diluyen por toda la geografía y la modalidad de yoga que tanto defendía, el hatha yoga (que huye de esculpir cuerpos hercúleos y persigue la conquista de la elegancia en cada fibra, sin que ello se traduzca en la más mínima tensión corporal), es una de las más practicadas en todo el globo. Considerada una ciencia oriental milenaria, el yoga tiene su origen en los antiguos «vedas» (o sabidurías), escrituras hindúes que datan del 1.500 A.C. y forman la base de la religión hindú.

Asimismo, atrajo a muchas celebridades, entre ellas el violinista estadounidense Yehudi Menuhin, que conoció a BKS Iyengar durante un viaje a Bombay, antes de hacerse famoso. «Seguramente, nadie ha hecho tanto para exportar el yoga a Occidente como Iyengar», escribió en 2002 el New York Times.

La vertiginosa y estresante sociedad de este lado del mundo le debe a BKS Iyengar la paz, el bienestar físico, mental y el espiritualismo. Culpable de que medio mundo en occidente haya aprendido a decir ese sonoro «ommm» que tanto recuerda a las trompas tibetanas, fue capaz de demostrar que el cuerpo puede doblegarse ante cualquier cosa que uno se proponga, incluso llegar a contorsionarse de una manera asombrosa.

Hoy BKS Iyengar hubiese cumplido 97 años.