Juego de tronos 5x08: Hardhome, el mejor capítulo de la quinta temporada

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Crónica con spoilers (ojo, cuenta lo que pasa en el episodio y hace referencias a otras temporadas y a los libros publicados) de «Hardhome», el octavo de la quinta temporada de la popular y prestigiosa serie de fantasía

02 jun 2015 . Actualizado a las 16:57 h.

Y por fin llegó, de verdad, el invierno. Y fue terrible. Y convirtió al octavo capítulo de la temporada de Juego de tronos, Hardhome (Casa Austera en castellano) en el mejor de toda la quinta temporada, tal vez en uno de los mejores de toda la monumental serie basada en los libros de George R. R. Martin, gracias a veinte minutos finales apoteósicos, dantescos y apocalípticos más allá del Muro

El capítulo arrancó al otro lado del Mar Angosto. En Meeren, donde Daenerys Targaryen y Tyrion Lannister libran un brillante duelo dialéctico que se salda con un contrato de consejero para el enano y una nueva orden de destierro para su antiguo campeón, el caído en desgracia Jorah Mormont, enamorado hasta las cachas de la Khaleesi y sufridor en secreto de la maldita enfermedad de la psoriagrís, y que se resiste a desaparecer de una escena de la que se apropian Emilia Clarke y Peter Dinklage.

Ambos actores rayan a gran altura en un baile de palabras que acaba en un punto de encuentro alrededor de un discurso político renovador y, en cierta manera, muy anticasta. Esta vez majestuosa, la madre de los dragones quiere triturar la rueda del poder en Poniente. Y necesita de la amueblada cabeza de Tyrion, al que le pide moderación en la bebida, para saber donde golpear. 

La leona orgullosa

En Desembarco del Rey, otra reina se encuentra en una situación mucho más desesperada. Es Cersei, encerrada en una celda, vejada por una carcelera inmisericorde y acusada de incesto, de fornicación y del asesinato del rey Robert. Ella se niega a confesar. Pero le hacen más daño las noticias que trae Qyburn que el hambre y los malos tratos: su tío Kevan, antigua mano derecha de su padre, es quién manda ahora en el reino. La escena termina con una imagen tremenda: la Lannister lamiendo agua del sucio suelo. ¿Quién te ha visto y quién te ve, orgullosa leona?

El secreto de los cachorros de lobo

Invernalia y Sansa sufren a manos de los Bolton, que hacen un consejo de guerra para decidir la estrategia a seguir ante la inminente llegada de Stannis. El padre, Roose, es frío, prudente y calculador. Propone dejar que el ejército del último Baratheon legítimo se estrelle contra el invierno y los formidables muros de la antigua gran fortaleza de los Stark. El hijo, ese psicópata llamado Ramsay, es partidario de pasar a la acción y atacar, aunque sea con un comando de veinte hombres. Esta disensión dará que hablar en los próximos capítulos y, tal vez, puede decidir el destino del norte.

Theon Greyjoy ha sido trastornado, torturado y alienado por Ramsay Bolton hasta el punto de perder su identidad. Pero en este capítulo rompe la disciplina impuesta por su sádico señor y hace una de las revelaciones de la temporada: le cuenta a Sansa, que saca por un momento su carácter de loba, un secreto que compartía con todos los lectores/espectadores: sus hermanos Bran y Rickon están vivos. 

También está viva Arya Stark en Braavos. Y, por lo visto en el capítulo, progresa adecuadamente en su aprendizaje para convertirse en una asesina al servicio del Dios de las mil caras. En lo que queda de temporada veremos qué tal le va en su primera misión. Conociendo al escritor y a los guionistas, habrá sorpresas. 

Será difícil que resulten tan impresionantes como las que relató la parte final del capítulo, más allá del Muro. 

A los restos de lo que pudo ser la única ciudad de las tierras del autoproclamado pueblo libre llegan los barcos prestados por Stannis Baratheon a la Guardia de la Noche. En ellos viajan Jon Snow y uno de los caudillos más prestigiosos de los salvajes, Tormund Giantsbane. Quieren rescatar y trasladar a las miles de personas refugiadas allí -los restos de la horda de Mance Rayder, posibles víctimas de los Otros- al otro lado de la formidable muralla mágica que ha defendido durante miles de años los reinos de los hombres. Pero primero tienen que convencerlos. 

«No estamos aquí para luchar, estamos para hablar»

La negociación no es sencilla. Hay muchas heridas abiertas y mucha sangre vertida en los combates entre los «salvajes» y los «cuervos». Solo el carisma de Tormund, que antes se cargó al pesadísimo y revanchista Señor de los Huesos, permite que gran parte de los líderes accedan a embarcarse y acepten la oferta de Jon Snow. Pero, en medio de un silencio abrumador, bajo la forma de una lejana nube blanca, llegan los Otros y su ejército de no muertos. Y la épica se adueña de la pantalla. Y la tragedia se cierne sobre los restos del pueblo libre. 

En Juego de tronos, Lannisters, Starks, Tyrells, Baratheons y el resto de familias nobles luchan de forma despiadada por esa poltrona de hierro que sirve para gobernar a los siete reinos de Poniente. Pero casi todos se han olvidado de los verdaderos enemigos, de aquellos que amenazan la existencia de toda la humanidad, de los temibles y misteriosos Otros, que en Hardhome muestran todo su poderío. 

El poder de los Otros

Los caminantes blancos asomaron su faz en el prólogo de la primera temporada de la serie basada en los libros de George R. R. Martin. Uno de ellos decapitó en un suspiro a un veterano explorador de la Guardia de la Noche. Volvimos a verlos en el ataque del ejército de espectros a el puño de los primeros hombres, donde se había atrincherado el malogrado lord comandante Jeor Mormont con cientos de sus guerreros. Aquello fue una carnicería, un golpe tremendo para el ya bastante exiguo poderío de los vigilantes del Muro.

Hasta ayer, el único que podía jurar y perjurar que había abatido a un Otro era el bonachón Samwell Tarly. Ahora el rechoncho erudito de la Guardia de la Noche debe compartir ese honor con Jon Snow, quién venció y destruyó, acero valyrio en mano (no solo el vidriagón los mata), a un caminante blanco en combate singular. El Lord Comandante, Tormund, el gigante Wun Wun y Edd el Penas consiguen escapar y reembarcar, pero el final es tan descorazonador como el del Imperio Contraataca: hace su aparición el líder de los Otros. Y revela, en un gesto contenido, su descomunal y terrorífico poder: los muertos se levantan convertidos en soldados de su Ejército. Algo sabías, Jon Snow.