El 20 de noviembre se celebra una jornada consagrada a la fraternidad entre los más pequeños, que recuerda cada año los derechos y necesidades de la infancia. Este año se conmemoran los 17 años de existencia de la Convención sobre los Derechos del Niño
20 nov 2013 . Actualizado a las 20:38 h.Entre 100 y 150 millones de niños viven en la calle en todo el mundo. En torno a 223 millones sufren abusos sexuales. 18.000 menores de cinco años mueren cada día en el mundo por causas evitables. 57,2 millones no van a la escuela. Por realidades como estas y por que la situación de desamparo infantil todavía está lejos de permitir a los gobiernos de todo el mundo relajarse, en el Día Universal del Niño el planeta entero despliega su ingenio y su esfuerzo para volcarse con los más pequeños, en una jornada consagrada a la fraternidad y a la promoción de su bienestar. En ella, la mayoría de las organizaciones solidarias, sobre todo aquellas centradas en la infancia, nos recuerdan que millones de niños todavía luchan por su supervivencia en todo el mundo.
Después de que en 1954, la Asamblea General de las Naciones Unidas recomendase que se instituyera en todos los países una festividad mundial en torno a los menores, la ONU, en conmemoración a la aprobación de la Declaración de los Derechos del Niño de 1959 y de la Convención sobre los Derechos del Niño, el 20 de noviembre de 1989, fijó esta última como fecha universal del niño. Cada país, sin embargo, ha adoptado un día distinto del calendario para hacer protagonistas a los más pequeños.
Derecho a hacer ruído y a preguntar
A pesar de que la frase «Los niños, primero, por favor» ha sido siempre, no solo en el Día Universal del Niño, todo un recurrente y casi una declaración de intenciones para evidenciar la importancia de proteger a los menores, tuvieron que pasar muchos años para que se firmase una proclamación oficial en el ámbito internacional de los derechos del niño. Este terreno, que siempre ha sido tratado de forma ambigua y abstracta, se concreta en una serie de protocolos que, entre otros aspectos, protegen a la infancia contra el abuso y el maltrato. Pero existen también otras situaciones, no tan extremas, que plantean interrogantes sobre el amparo de los más pequeños. Estos derechos, que parecen menores, suscitan sin embargo una especial atención. ¿Tiene los niños derecho a dormirse en clase, a levantarse de su sitio, a pedir respuestas a los infinitos porqués que en cada momento, tal vez inoportuno para los adultos, se les ocurren y quieren una solución ya, derecho a hacer ruido?
Además de ser conscientes de las alarmantes cifras de muertes infantiles, en el Día Universal del Niño es importante recordar hitos como la desetimación del Tribunal Federal, hace unos años, a los vecinos de una guardería suiza, ofendidos por su presencia en la zona y, sobre todo, por el ruído que hacían. El Tribunal alegó entonces que una guardería tiene que estar ubicada en una zona urbanizada. Pero esta no ha sido la única denuncia relacionada con estas pequeñas reivindicaciones de la libertad del menor. En Alemania, una guardería se vio obligada a mudarse. Para conseguir la autorización, su directora tuvo que construir un muro antiruido para separar a los niños del vecindario. Después de varios casos similares, el derecho de los niños a hacer ruido entró en vigor en Berlín hace cerca de tres años. Y en una decisión del año 1996, se estipulaba en Suiza que «el ruido de los niños sobre el lugar de juego no constituye un acto de naturaleza a perturbar la tranquilidad pública».
Ante este tipo de situaciones, la Convención de los derechos del niño, por su naturaleza generalista, no puede entrar en detalles tan concretos. Sí establece, sin embargo, el «derecho a la libertad de expresión» de los menores. «Este derecho comprende la libertad de investigar de recibir y de difundir las informaciones y las ideas de todo tipo, sin consideración de fronteras, bajo una forma oral, escrita, impresa o artística, o por cualquier otro medio de la elección del niño». El ejercicio de este derecho únicamente puede ser objeto de las restricciones prescritas por la ley con respecto a los derechos o de la reputación de otro o a la protección de la seguridad nacional, del orden público, de la salud o de la moralidad públicas.
Más de 200 millones sufren abusos sexuales
Si cada año, por la sensibilidad que implica, el Día Universal del Niño nos sorprende a finales de noviembre con una especial carga simbólica, este 2013 la última catástrofe natural, el tifón Haiyan en Filipinas, vuelve a recordarnos la vulnerabilidad de la infancia ante los desastres de la naturaleza y las atrocidades provocadas por los adultos. La misma sensación nos invade si nos fijamos en el conflicto en Siria o las guerras en África. Según datos facilitados por diversas oenegés con motivo de esta jornada en honor de la infancia, entre cien y 150 millones de niños viven en la calle en todo el mundo y en torno a 223 millones sufren abusos sexuales. Al menos 18.000 menores de cinco años mueren cada día por causas evitables.
Misiones Salesianas ha centrado el foco este Día Universal del Niño en los niños de la calle, «una realidad ajena a la mayor parte de la sociedad española». Denuncia que el mundo está poblado de huérfanos, menores abandonados o «echados de su casas por no tener qué comer y que encuentran en la basura, en los robos y en las drogas su 'escuela de la vida'». «Se les ha robado la infancia y necesitan un refugio», explican.
En Global Humanitaria, ONG promotora del proyecto Protect -denuncia a los pederastas y protege a sus víctimas-, ponen el acento en la violencia sexual, sea por abuso o por explotación, que padecen 223 millones de niños en todo el planeta. «La violencia y el trauma físico y emocional del abuso sexual destruyen el principio de protección especial de la infancia que inspiró la Convención de los Derechos del Niño (...) y conlleva, a menudo, la privación asociada de derechos básicos», explica la entidad. La organización, que ha presentado el cortometraje Los Monstruos no existen con motivo del Día Internacional del Niño, denuncia que el turismo sexual es también un foco de explotación de la infancia, como el reclutamiento o secuestro de menores para prostitución, y recuerda con datos de la Organización Internacional del Trabajo que un mínimo de 1,8 millones de niños son víctimas de los adultos en este sentido.
Desde UNICEF, informan de que 18.000 menores de cinco años mueren cada día en el mundo por causas evitables, como la neumonía, la diarrea o el tétanos. La Agencia de Naciones Unidas para la Infancia incide en que estas muertes se producen en contextos de pobreza extrema y ponerles fin es cuestión de vacunas, medicamentos, acceso al agua potable o el tratamiento contra la desnutrición aguda. Asimismo, denuncia la situación de los niños en zonas en conflicto o de catástrofe natural y especialmente en Siria y Filipinas. En este país, unos 4,6 millones de niños se encuentran en una situación de «riesgo grave», según sus estimaciones.
57,2 millones de niños sin escolarizar
La Campaña Mundial por la Educación (CME), por su parte, ha querido aprovechar el Día Universal del Niño para denunciar que 57,2 millones de niños en todo el mundo en edad de cursar la enseñanza primaria no van a la escuela, una cifra que a pesar de haber ido menguando desde el año 2000 -cuando llegaba a los 102 millones- se ha estancado en los últimos años.
Entre el 2010 y el 2011 -últimos años de los que se tienen datos- el número de niños sin escolarizar solo se ha reducido en dos millones, tal y como desvelan informes recientes del Instituto de Estadística de la Unesco. A juicio de las organizaciones, las cifras evidencian que, casi con toda probabilidad, el mundo «estará muy lejos» en el 2015 de cumplir uno de los compromisos fijados por Naciones Unidas de los Objetivos de Desarrollo del Milenio: lograr la enseñanza primaria universal. Este reto fue fijado también en la cumbre de Dakar del 2000, donde la comunidad internacional se comprometió a lograr la educación para todas las personas en el 2015.
Casi la mitad de los 57,2 millones de menores sin escolarizar vive en países del África subsahariana, donde según las organizaciones, no se ha producido «ningún avance en los últimos cinco años», y 12,4 millones reside en Asia meridional y occidental. Los que más difícil lo tienen son los que viven en las zonas rurales y cuyas familias tienen menos recursos, además, las niñas son las más vulnerables. A esta cifra habría que sumar los 69 millones de adolescentes entre 12 y 15 años que no cursan secundaria.
Por otra parte, la ONG Plan, también con motivo del Día Universal del Niño, ha recordado que la mayoría de las niñas que nace en países en desarrollo tiene limitada la toma de decisiones que afectan directamente a sus vidas y a su educación. El matrimonio forzoso, el embarazo temprano, la inseguridad que viven en las calles son algunas de las preocupaciones que tienen las menores de entre 12 y 16 años en países como Ecuador, donde el 78 % son víctimas de maltrato en sus hogares y el 41 % de entre 5 y 11 años lo sufren en las escuelas.
La mitad de muertes infantiles en el 2012 que en 1990
Sin embargo, no todo es negro en este escenario. Poco a poco se van consiguiendo relevantes avances. En el 2012, la mortalidad infantil bajó hasta los 6,6 millones, casi la mitad de las registradas en 1990. La tendencia es positiva, pero no suficiente. El director ejecutivo de UNICEF, Anthony Lake, insiste en este Día Mundial del Niño en que la mayoría de esas muertes podrían evitarse, entre otros aportes, con servicios básicos de salud y nutrición adecuada. Lo establecieron ya las Naciones Unidas en 1959 en una serie de derechos que fueron ratificados por la ONU en 1989 y que entraron en vigor un año más tarde, en 1990. «La Humanidad debe al niño lo mejor que puede darle».