Semana Santa: Las procesiones que no te puedes perder

La Voz REDACCIÓN

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Los desfiles de nazarenos y penitentes atraen cada año a miles de personas fascinadas por una puesta de escena en la que apenas hay lugar para la improvisación

28 mar 2013 . Actualizado a las 03:08 h.

Mezcla de tradición y religiosidad, la Semana Santa es una de las celebraciones con más arraigo en España. Organizadas por las distintas cofradías y hermandades para recordar la pasión y muerte de Jesús, las procesiones, los pasos y las imágenes invaden estos días las calles de ciudades y pueblos a lo largo y ancho de todo el país.

El inicio de la fiesta lo marcó el Domingo de Ramos, conmemorando la entrada de Jesús en Jerusalén. El fin llegará con el próximo lunes, Lunes de Pascua, y la celebración de la Resurrección de Cristo. Si bien durante toda la semana, más aún el Jueves y Viernes Santo, los desfiles de nazarenos y penitentes atraen a miles de personas fascinadas por una puesta de escena en la que apenas hay lugar para la improvisación.

Cada localidad tiene su propia costumbre, pero estas son algunas de las procesiones y actos de Semana Santa más que no te puedes perder estos días.

La Madrugá, en Sevilla

Sin restar mérito al resto de lugares que viven con fervor la Semana Santa, Sevilla se convierte estos días en el epicentro de esta celebración en toda España. Entre el Domingo de Ramos y el de Resurrección, unas 58 cofradías con casi 60.000 nazarenos salen en procesión (siempre que el tiempo lo permita) con sus veneradas imágenes, algunas de ellas auténticas obras de arte que se remontan a principios del siglo XVI.

Pero si hay algún momento en el que la Semana Santa de Sevilla se convierte en pura pasión y fervor es en La Madrugá, la noche del Jueves Santo al Viernes Santo, en la que salen algunas de las pasos más emblemáticos de la ciudad, como el Jesús del Gran Poder, considerado el Señor de Sevilla por la gran devolción que el pueblo le profesa, la Macarena, donde lo más característico son los gritos de los asistentes a la Virgen, o la Esperanza de Triana.

La procesión del Silencio, en Zamora

Zamora acoge cada Miércoles Santo uno de los momentos más sobrecogedores de su Semana Santa con la procesión del Silencio. Los hermanos de la Cofradía de las Injurias o del Silencio, creada en 1925, realizan ante la imagen del Cristo de las Injurias (siglo XVI) el juramento de guardar silencio durante todo el recorrido de la procesión, por lo que el desfile del Cristo de las Injurias, que destaca por su sencillez conceptual, se realiza en el más estricto silencio. Otro de los grandes momentos de la procesión es cuando la imagen, que destaca por su sencillez conceptual, se adentra por la Rúa de los Notarios, que debido a su estrechez permite que quienes se agolpan en los balcones puedan tocar al Crucificado.

La procesión del Cristo de Mena, en Málaga

Los legionarios del Cristo de Mena de Málaga protagonizan una de las imágenes más emblemáticas de la Semana Santa. También conocido como el Cristo de la Buena Muerte es el patrón de los legionarios, y sale a la calle la noche de Jueves Santo. El desfile lo realiza el cuerpo de la Legión y la Marina, con tropas, bandas de música y cornetas, mientras entonan El novio de la muerte. Uno de los momentos más espectaculares de la procesión es el traslado y posterior entronización del Cristo, con un acto en el que la imagen sale a hombros de los legionarios.

La procesión de las Turbas, en Cuenca

En la madrugada del Viernes Santo, miles de personas participan en Cuenca en la procesión de las Turbas. Los participantes no son nazarenos: representan a la masa que insultaba a Jesucristo camino de la crucifixión. Vestidos con túnicas moradas, van tocando sus palos, tambores y clarines y hacen burla a las imágenes durante el desfile, que constituye todo un espectáculo de sonidos y devoción. Es el evento más importante de la Semana Santa conquense, declarada de interés turístico nacional.

La Ruta del Tambor, en Teruel

Las calles de muchos pueblos de Teruel suenan a los tambores y bombos que redoblan para celebrar la Semana Santa. La «Rompida de la Hora» de Calanda es la más conocida de las que se celebran en ocho municipios de la provincia, y lo es gracias a su vecino más universal, el cineasta calandino Luis Buñuel. Cuando el reloj de la Torre del Pilar inicia la cuenta de las 12, en la mañana del Viernes Santo, la hora queda rota. Así se conoce al momento en el que miles de calandinos, con su hábito morado, toman el centro del municipio para, al unísono, tocar sus bombos y tambores para romper el silencio con un ruido atronador. Y desde este momento los tambores y bombos suenan ininterrumpidamente en Calanda durante más de 24 horas, hasta que a las 14.00 horas del Sábado Santo callen de nuevo hasta el próximo año. Un rito ancestral que atrae cada año a miles de turistas.

Los Picaos, en La Rioja

El pequeño municipio de san Vicente de la Sonsierra, en La Rioja, revive cada Semana Santa la tradición de Los Picaos. Vestidos con una túnica blanca abierta por detrás y con una capucha que garantiza el anonimato, los disciplinantes de la cofradía de Santa Vera Cruz se azotan la espalda con una madeja de algodón, marcando el ritmo que se prolonga durante veinte minutos, entre ochocientos y mil golpes. Justo en ese momento les «pican» la espalda tres veces con la «esponja», una bola de cera con seis cristales incrustados que hacen brotar la hemorragia. A todos los «picaos», varones mayores de edad, se les exige un certificado de «sentir cristiano» expedido por su párroco.

La «Dansa de la mort» de Verges, Gerona

La procesión de Verges, en Gerona, es una de las más originales y antiguas de entre las celebraciones de Semana Santa. Recupera la antigua tradición medieval europea de la danza de la muerte, una representación macabara que significaban la igualdad de todos los seres ante el juicio final. La Dansa de la mort o Danza de la muerte se representa cada Jueves Santo ante miles de ciudadano y visitantes que se acercan a disfrutarla. Los protagonistas son unos tétricos esqueletos que van saltando en una danza circular al ritmo de los tambores. La presencia de guadañas, cenizas y relojes recuerdan que a todos nos llegará la hora final. El espectáculo recorre las calles del pueblo simulando el camino de Cristo hasta la montaña del calvario.