«Agora», de Amenabar, el martes 5 de febrero con La Voz, y el jueves 7, «Robin Hood», de Ridley Scott

M. A. Fernández

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07 feb 2013 . Actualizado a las 21:05 h.

«Ágora», la Hypatia de Amenábar

La fascinación de Alejandro Amenábar por la astrónoma Hypatia, la avanzada guardiana de la mítica biblioteca de Alejandría, en los convulsos tiempos del siglo IV, venía de antiguo. Los éxitos consecutivos de Los otros (2001) y Mar adentro (2004), le situaron en las mejores condiciones para afrontar una superproducción histórica de cincuenta millones de euros, de los que la mitad se destinaron a la construcción de espectaculares decorados en estudios de Malta, así como a su costosa digitalización.

Sobre un guión compartido con su colaborador habitual, el canario Mateo Gil, Amenábar brindó a Rachel Weisz un impresionante registro protagonista, junto a Max Minghella, Asraf Barhom y el veterano actor francés Michael Lonsdale, en el papel de padre de Hypatia, primera víctima del caos imperante en la culta ciudad egipcia, entonces provincia de Roma, cuando el Cristianismo y el fanatismo, provocaron un caos de destrucción, violencia y muerte.

«Robin Hood», los orígenes del héroe de Nottingham

Ridley Scott reconstruyó para Robin Hood, la Nottingham del siglo XIII, tomando como referencia otros burgos restaurados que todavía se conservan en Gran Bretaña, visitados previamente junto a su inseparable director artístico Arthur Max. Contó además, con cientos de figurantes para las numerosas batallas (la más espectacular incluye barcazas al estilo del desembarco de Normandía?), y un cuidado reparto, encabezado por Russell Crowe y Cate Blanchett, además de William Hurt, Danny Huston y Max Von Sydow, entre muchos otros. Scott y su guionista Brian Helgeland (Oscar en 1997 por su libreto adaptado para L.A. Confidential y debutante como director en 1999 con Payback), apostaron por una recreación más realista y próxima a la realidad histórica, pese a la excesiva carga mítoica sobre el auténtico Robin de Locksley.

Se centraron en el período menos explotado por el cine, aquel centrado en su estancia en las Cruzadas, sin olvidar algunos ingredientes políticos, en torno a su condición de proscrito para defender los intereses del legítimo rey Ricardo.