¿Se está debilitando el vórtice polar?

Xavier Fonseca Blanco
XAVIER FONSECA REDACCIÓN / LA VOZ

HISTORIAS DEL TIEMPO

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Cada vez que se consume octubre, la comunidad científica observa la cantidad de nieve que se ha acumulado en la zona de Eurasia

13 nov 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

En la situación actual de alerta por sequía, cualquier pista que podamos tener sobre cómo se va a comportar el tiempo en invierno adquiere más importancia que nunca. Cada vez que se consume octubre, la comunidad científica observa la cantidad de nieve que se ha acumulado en la zona de Eurasia. El hecho de que la capa sea más o menos extensa es relevante porque tiene efectos directos sobre el albedo, el porcentaje de radiación solar que una determinada superficie refleja. Cuando se acumula mucha nieve aparece un potente anticiclón térmico sobre la región de Siberia que modifica la circulación atmosférica en el hemisferio norte. «Induce un debilitamiento del vórtice estratosférico polar, y eso hace que tengamos más posibilidades de ver una oscilación ártica negativa que facilite la llegada de borrascas a la península ibérica», explica el meteorólogo Juan Taboada.

La oscilación ártica muestra además una tendencia sobre cómo circulará durante el invierno el Jet Stream, la corriente que separa el aire frío polar del cálido subtropical. Como esta autopista de vientos, que soplan del oeste hacia el este, se encuentra justo por debajo del vórtice polar, cuando uno se debilita el otro también lo hace. Se produce por tanto un efecto dominó que acaba teniendo repercusiones sobre la meteorología en nuestra comunidad. «Una fase negativa tiene dos efectos un poco contradictorios. Por un lado tendríamos el hecho de que puede producir una circulación más meridional, pero por otro, la línea de borrascas se aproximaría más a la península ibérica. Estadísticamente, en los inviernos con una oscilación ártica negativa existe una mayor probabilidad de lluvia», añade. En cualquier caso, hay que tener en cuenta que las bajas presiones se alimentan de aire frío, así que las descargas de aire gélido debido al debilitamiento del vórtice polar eliminarían el sustento del anticiclón.

La acumulación de nieve este año ha estado por encima de lo habitual, y siguiendo esta correlación meteorológica el invierno debería ser lluvioso. Sin embargo, el clima no es algo que se pueda explicar de forma reduccionista, tomando en cuenta cada uno de los factores por separado. «En este caso importa también la velocidad a la que ha caído esa nieve y la cantidad de hielo en el Ártico. Esos dos últimos factores no favorecen la lluvia, de forma que las señales son contradictorias y a día de hoy no tenemos un pronóstico que favorezca un tiempo seco o húmedo», comenta Taboada.