Una oscilación térmica de 36 grados

Xavier Fonseca Blanco
XAVIER FONSECA REDACCIÓN / LA VOZ

HISTORIAS DEL TIEMPO

Xavier Fonseca

Las temperaturas son extremadamente altas por el día y caen en picado de noche hasta los valores negativos. Descubre qué hay detrás de este episodio de buen tiempo

10 oct 2017 . Actualizado a las 09:00 h.

Estos días no solo tenemos unas temperaturas excesivamente altas para la época del año, sino también un calor sofocante. La configuración actual provoca que la sensación térmica se mantenga incluso por encima de los valores que marcan los termómetros. Esto sucede básicamente porque el viento sopla en calma. «En este caso favorece que aumenten las temperaturas porque tenemos aire cálido de los días anteriores y con la ausencia de viento y el cielo despejado las temperaturas suelen ser más elevadas» comenta Juan Taboada, de MeteoGalicia.

La situación atmosférica que determina esta meteorología en Galicia se llama «pantano barométrico» y se produce cuando no existe una influencia clara de anticiclones ni borrascas. Por decirlo de alguna forma, es algo así como estar en tierra de nadie. Aunque hoy sí que estamos notando los efectos de las altas presiones pero sin una clara circulación del nordés. «Si atendemos al mapa podemos ver una isobara que atraviesa la península. Es la de 1020 milibares. Hacia el norte la siguiente vuelve a ser de 1020 mb. Eso quiere decir que apenas tenemos gradiente de presión porque el anticiclón se debilita algo y las borrascas aún no consiguen llegar a nuestra zona» dice Taboada. Con el sol apretando y el viento flojo, hoy el mercurio volverá a subir hasta alcanzar máximas de 34 grados. Eso sí, de noche la manga corta da paso al abrigo. Las temperaturas se desploman de forma generalizada y notable, alcanzado registros negativos como en el municipio ourensano de Calvos de Randín, donde la mínima descendió hasta los -2,4º. El contraste térmico entre la máxima más alta y la mínima más baja alcanza esta semana los treinta y seis grados.

Para entender por qué es necesario saber que el vapor de agua es un gas, como el dióxido de carbono, de efecto invernadero. Así que las nubes, que están formadas por diminutas gotas, en estado líquido, actúan como una manta que atrapa el calor que emite la Tierra. Porque al igual que sucede con cualquier cuerpo que tiene una temperatura, nuestro planeta emite una radiación hacia el espacio exterior. Si cuando el sol se pone, el cielo está cubierto, las nubes devolverán al suelo parte de esa energía que expulsa. Pero sin nubes, la radiación infrarroja escapa hacia el Cosmos provocando que la superficie terrestre vaya perdiendo calor y permitiendo que los termómetros desciendan cada hora que pasa. De noche ocurre lo contrario que durante el día. Siempre será más cálida una madrugada con nubes que con un cielo estrellado.