El multimillonario estadounidense, de 70 años, falleció repentinamente de un ataque al corazón en su despacho cuando trabajaba en una guía de arte
23 ene 2019 . Actualizado a las 17:09 h.El magnate Nelson Aldrich Rockefeller, nieto del fundador de un imperio cimentado en el petróleo, falleció el 27 de enero de 1979 en su despacho del edificio Rockefeller Center de Nueva York víctima de una crisis cardiaca. Tenía 70 años y una cuenta corriente cargada de dígitos. Sus herederos se repartirán 46.000 millones de euros. La servicios médicos desplazados no pudieron hacer nada por Rockefeller una hora después de producirse la llamada de auxilio realizada por la secretaria que lo encontró. El millonario, que no bebía ni fumaba, dedicó su vida a agrandar su corporación empresarial, además de ser tentado por la política de manos de los republicanos, e incluso llegó a ser gobernador de Nueva York y vicepresidente de los EE.UU. como segundo de Gerald Ford tras la dimisión de Nixon. Pero además, fue un coleccionista y experto en arte, una de sus grandes pasiones. De hecho, en el momento de su fallecimiento trabajaba en una guía.
Nelson Rockefeller era nieto de John, el emprendedor que revolucionó la economía norteamericana con el desarrollo de los pozos petrolíferos. Nació en 1908 en Maine, aunque él se consideró siempre un neoyorquino más. No solo mimó los negocios familiares, sino que realizó incursiones en la política, optando en varias ocasiones a la presidencia del país. Los republicanos más moralistas nunca le perdonaron que se divorciara y se casara en segundas nupcias. Tuvo una vida plácida y afortunada, aunque la pérdida de su hijo Michael, fruto de su primer matrimonio, lo hizo desgraciado. El joven Michael desapareció en la selva durante una expedición a la isla de Nueva Guinea. Años después se supo que había sido capturado por una tribu, asesinado y devorado en una ceremonia ritual.